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tribunales | la investigación del triple asesinato en dos hermanas

La sangre fría del Pollino

  • Ricardo García, su mujer y su padre "encañonaron" con una pistola a la niña para obligar a los adultos a acompañarles

  • En la casa los inmovilizaron y les dispararon "varios tiros en la cabeza"

Un crimen escalofriante y un relato que demuestra la sangre fría que presuntamente empleó Ricardo García Hernández, el Pollino, que está acusado del triple asesinato del ciudadano turco Mehmet Demir, de 55 años, de su compañera sentimental, Sandra Capitán Capitán, de 26, y de la hija de ésta, Lucía Begines Capitán, de sólo 6 años.

La juez de Instrucción número 19 de Sevilla, Ana Escribano, describe con gran minuciosidad y detalle cómo se produjo el secuestro y asesinato de las tres personas en el auto que envió a prisión al Pollino, a su mujer, Elisa Fernández Heredia, y a su padre, Ricardo García Gutiérrez, el Cabo. En esa resolución, a la que tuvo acceso este periódico, relata que entre las 14:00 y las 15:00 del 16 de septiembre pasado los tres investigados -a los que se unió una cuarta persona que fue detenida varias semanas después- se pusieron de "común acuerdo y movidos posiblemente por lo que se conoce en el argot delincuencial como un ajuste de cuentas", acudieron al domicilio de Sandra y el turco. Desde un primer momento, la Policía siempre vinculó a la actividad del narcotráfico la desaparición de las tres personas, y Mehmet Demir estaba vinculado a una peligrosa organización dedicada a la distribución y venta de estupefacientes en el Polígono Sur, barrio de procedencia de Sandra Capitán, que estaba embarazada de tres meses.

La instructora sostiene que el móvil del crimen fue un "ajuste de cuentas" por drogas

El Pollino declaró que tenía una deuda de 30.000 euros con el turco y que ése fue el detonante de los hechos. Según el auto de prisión de la juez, los investigados se habían propuesto "llevarse por la fuerza a la familia" -el cuarto detenido sostiene que el Pollino lo llamó para "darle un susto" al turco- y para ello acudieron en el Citröen Xsara propiedad del Cabo, provistos con un arma de fuego. Dice la juez que una vez en la vivienda de las víctimas, en la urbanización Nueva Bellavista, para conseguir que los dos adultos entraran en el coche, la mujer del Pollino "habría encañonado a la niña, lo que hizo que aquéllos accedieran a irse con ellos". El secuestro fue muy rápido y tuvo lugar a la hora del almuerzo. De hecho, la pareja dejó la freidora encendida, con las patatas en la bandeja para comenzar a hacerlas y con dos hamburguesas a medio preparar en la encimera de la cocina.

Una vez en el coche, la pareja y la niña fueron conducidos hasta la vivienda ubicada en el número 168 de la calle Cerro Blanco de Dos Hermanas, donde residían el Pollino y su mujer. Los imputados tenían ya abierto "un agujero en el suelo del cuarto de baño (entre el inodoro y la bañera) que presumiblemente iban a utilizar para ocultar los cadáveres de sus víctimas", detalla la instructora.

En el interior de la vivienda, Mehmet Demir y Sandra fueron inmovilizados, atándoles las manos con bridas y cinta americana "para evitar toda defensa". Acto seguido, "les dispararon a ellos y a la niña varios tiros en la cabeza y les causaron la muerte".

Después arrojaron los cadáveres al agujero abierto al efecto y lo rellenaron, primero con hormigón, y después con mortero y otros objetos, "igualmente arrojaron un arma y una botella con casquillos de bala en su interior". La Policía aseguró que también usaron sosa caústica, una sustancia que ayuda a la descomposición de los restos.

El hormigón lo habían encargado el día anterior al crimen el Pollino y su padre, y "otras personas aún no identificadas", señalaba la juez en el auto de prisión del pasado 3 de octubre, si bien la detención del cuarto implicado se produjo con posterioridad.

Los trabajadores de la empresa donde compraron el hormigón acudieron a la vivienda de Dos Hermanas poco después de que se cometiera el triple crimen, pero ignoraban lo que sucedió porque los propietarios no les permitieron acceder a la totalidad de la habitación donde se hallaba el hueco que contenía los cadáveres.

La juez envió a prisión a los cuatro implicados porque entiende que hay "suficientes indicios" para llegar a las conclusiones recogidas en este auto, sin perjuicio de que continuara la práctica de las diligencias de investigación que lleva a cabo el Grupo de Homicidios de la Policía Nacional. El "indicio fundamental" para la magistrada de la autoría del triple asesinato consiste evidentemente en el hallazgo de los tres cadáveres en el domicilio de la barriada nazarena de Cerro Blanco.

La juez considera "poco creíble" la versión del Pollino sobre cómo ocurrieron los hechos

El Pollino confesó ante la instructora la autoría del triple crimen, mientras que su mujer y su padre negaron cualquier relación con los hechos. La juez Ana Escribano considera, no obstante, que la versión que ofrece el principal imputado es "inverosímil" respecto a la forma en que sucedieron los hechos.

El Pollino declaró que estaba siendo "amenazado" por el turco por la deuda de 30.000 euros relacionada con las drogas, y aseguró que el turco acudió a su casa de Dos Hermanas, acompañado de su pareja y la hija de ésta, armado con una pistola y le "amenazó de muere a él y a su familia". Según el relato del Pollino, ambos sacaron sus armas, el imputado "disparó primero" y el turco después, aunque sólo resultó herido éste último, y luego él mismo disparó a Sandra y la niña "de forma no intencionada", atribuyendo su muerte a una posible bala perdida.

El Pollino afirmó igualmente de que sólo inmovilizó al turco, pero las conclusiones de los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) confirman que la joven también presentaba signos de ataduras en las manos. Y también dijo que ató al turco después de dispararle, porque tenía "miedo" de que se levantara.

La instructora considera que resulta "poco creíble" que las tres víctimas acudieran a su casa "de forma voluntaria y, dada la distancia que había entre ambos domicilios, lo hicieran sin vehículo, pues el de Sandra aún continuaba tras su desaparición donde ella lo estacionó", dice la juez, que también entiende que la versión del Pollino tiende a "exculpar de los hechos a su padre y a su esposa".

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