Salud y Bienestar

El cáncer de próstata no llega a limitar la rutina de los pacientes

  • En la población masculina el tumor prostático es el de mayor incidencia tras el cáncer de pulmón · El diagnóstico precoz permite cronificar la enfermedad y que el afectado lleve una vida normalizada sin una elevada restricción en sus hábitos

La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino y como otros órganos puede desarrollar enfermedades. Entre ellas, el cáncer, una palabra "maldita con una gran carga social", explica Juan Manuel Escobar de 52 años quien actualmente está tratándose con quimioterapia. Sin embargo, las fobias, los miedos, la información cruzada en el contexto público que crea confusión sobre las diferencias en las patologías oncológicas, parecen estar lejos de pacientes como Ramón o José Luis. El primero, a sus 85 años anda diariamente dos horas, cocina y actúa de amo de casa con gran vitalidad; el segundo, habla sobre su pasado cáncer de próstata con la tranquilidad y la confianza del que ha visto ganar un partido fútbol por su equipo. Esta actitud es el resultado de que en mucho de los casos, cuando el tumor prostático es localizado, "se consigue tratar y cronificar la enfermedad de forma que un paciente llegue a morir con él pero no debido a él", manifiesta el urólogo Ernesto Sánchez del Hospital Virgen Macarena de Sevilla.

El cáncer de próstata además de tener rostro masculino, está estrechamente ligado con la edad. Se desarrolla en el adulto a partir de los 50 años y tiene más incidencia en la senectud. En Europa se diagnostican 30 casos al año cada 10.000 habitantes, "una cifra qua va aumentando anualmente", apunta Sánchez. En el varón, es el segundo cáncer más frecuente después del cáncer de pulmón. En cuanto a su tratamiento, dependiendo del estadiaje del tumor, los hay curativos, como la cirugía o la radioterapia; o paliativos, que sin curar, pueden mejorar y frenar la enfermedad, como los tratamientos hormonales y la quimioterapia. En este sentido, el oncólogo Pedro Valero del Hospital Infanta Luisa apunta que es importante el diagnóstico precoz a través de los análisis del PSA (Antígeno Específico Prostático). Si hay un alto valor en sangre de este marcador puede haber un cáncer de próstata. Al ser una enfermedad cuya causa principal conocida es la genética, "el análisis en varones con antecedentes familiares oncológicos debe hacerse diez años antes de la edad en la que fue diagnosticado el familiar afectado. En el resto, a partir de los 50 años ", enfatiza Valero.

Ramón Lasala a sus 85 años es uno de los pacientes más mayores de los diagnosticados por el doctor Sánchez. Este entrañable hombre ha sido durante seis décadas maquinista de tren, "he conducido hasta el de vapor", cuenta orgulloso. Además, Ramón es fiel testigo de gran parte de la historia española en el siglo XX: la dureza de la posguerra, el paso de la dictadura a la democracia...Una historia social paralela a una historia íntima donde afirma haber conocido el amor verdadero junto a su difunta esposa, Soledad. Quizás, por todo ello, el cáncer de próstata no es más que una anécdota entre las muchas que relata. "En el 2001 el doctor me dijo que tenía un carcinoma pero que con el tratamiento adecuado estaría muy bien". Desde entonces recibe un tratamiento hormonal y sus marcadores oncológicos son correctos. Lo mismo le ocurre a José Luis Ortega, de 82 años, diagnosticado en abril del 2004 y operado meses después. "Me intervinieron porque en mi caso era la opción más adecuada, y salvo las dos semanas de ingreso hospitalario, y las revisiones médicas, es como si no hubiera tenido nunca cáncer", dice Luis.

Algo menor es Juan Antonio Domínguez de 74 años y diagnosticado desde hace 2. Juan Antonio, de altura y fuerza apreciable, vive cada seis mese con una de sus hijas y manifiesta encontrarse "perfectamente de lo de la próstata". En el salón, rodeado de las fotos de sus nietos, Juan reflexiona sobre cómo el tiempo alcanza a las personas, "antes me gustaba mucho divertirme. Recuerdo que la semana de la feria iba del trabajo a la caseta y viceversa los siete días", dice riéndose. Ahora, hace años que se conforma viendo el alumbrado por la televisión. Su día transcurre con tranquilidad, "todas las mañanas leo mi periódico sentado en un centro comercial que hay cercano, viendo pasar a la gente".

Si bien, el cáncer de próstata tiene mayor incidencia en la población masculina anciana, también hay casos en varones más jóvenes. El cordobés Rafael Gamiz tiene 53 años y fue diagnosticado en 2005. "He superado la enfermedad y no vivo pensando en ella, tan sólo me pongo un poco nervioso la semana antes de la revisión médica. Una vez que me dicen que todo está bien me vuelvo a relajar", cuenta Rafael. También es joven Juan Manuel Escobar a quien le diagnosticaron el tumor hace cuatro años, a la edad de 48. "En el 2004 me operaron y durante dos años estuve bien. Pero pasado ese tiempo volvieron a dar positivo los marcadores oncológicos y actualmente recibo quimioterapia". Pese a ello, Juan Manuel tiene una forma de estar que transmite una lucha personal serena, disciplinada. "Yo me ocupo de mi enfermedad como si fuera otra más e intento seguir con mi vida", defiende. Sin embargo, este hijo de Sanlúcar la Mayor, Sevilla, describe como "sin querer, recibes palabras, imágenes, noticias que te recuerdan que tienes cáncer y la supervivencia es cuestión de porcentajes". En conclusión, explica que es importante que se trate con cuidado el uso de la palabra y la información de la enfermedad en la sociedad. Y defiende la importancia de vivir feliz, una conciencia que también transmiten los actos de sus compañeros afectados.

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