Infancia · Abordaje del dolor

Niños sin miedo al hospital

  • La información detallada sobre el tratamiento y sus molestias es clave para los niños hospitalizados, que asumen así con mayor madurez y entereza su ingreso y el dolor.

Los niños y niñas hospitalizados afrontan el dolor con bastante madurez y entereza, sobre todo si han sido informados con detalle sobre su tratamiento. Pero solamente el 41% recibe esa completa información terapéutica (a otro 37% le explicaron "solo algunas cosas"), lo que, unido al hecho de que al 20% "no le contaron nada", deja bastante margen de mejora. Así lo revela el primer estudio que analiza la cuestión del dolor en pacientes pediátricos, promovido por la Fundación Grünenthal y la Fundación Antena 3, realizado por TNS Demoscopia y en el que han colaborado especialistas en ese doble ámbito.

Basada en 391 entrevistas a chavales de 7a 12 años, realizadas en 20 hospitales españoles por personal sanitario y de voluntariado, la inusual encuesta "ha llenado un vacío de interrogantes", según subraya Francisco Reinoso, coordinador de la Unidad del Dolor Infantil del Hospital La Paz. Por ejemplo, sobre la frecuencia de dolor o molestias (muchas o bastantes veces en el 41% de casos), sobre su intensidad y evolución (muy fuerte en algún momento para el 48%, que se reducía al 4% en el momento de la entrevista), sobre el modo de sentirlo (como pinchazos o agujas para el 38%, muy intenso y constante para el 11%) o sobre su significado ambivalente (el 39% lo asocia a "que estoy mal" y el 35% a "que me estoy curando").

La palabra clave es información. Cuanto más y mejor es esta, mayor es la serenidad con la que afrontan las niñas y niños su ingreso (para el 41% de encuestados era el primero, pero el 59% repetían estancia hospitalaria) y su tratamiento. De hecho, el 62% de pacientes pediátricos que habían recibido información detallada se confesaba muy tranquilo, 20 puntos más que entre quienes había sido escasa o nula. En el ámbito concreto del dolor, la información también es mejorable. El 36% de chavales sacó la conclusión de que su tratamiento hospitalario "le dolería un poco", pero al 28% "no le dijeron nada"; un silencio que no favorece la calma cuando llegan las molestias más fuertes.

Pese a tales déficits, los propios chavales van desarrollando estrategias cada vez más 'maduras' frente al dolor, tanto más cuanto mayor es su experiencia hospitalaria. Así, la principal reacción infantil cuando llega el dolor es pedir ayuda (21% a los padres y 7% a los médicos), antes incluso que llorar o gritar (17%) o que intentar relajarse (12% buscando el sueño, 5% respirando hondo). Y la demanda de asistencia médica es mayor (15%) entre quienes acumulan tres o más hospitalizaciones; otra vez el aprendizaje de la experiencia. Entre sus familiares cuidadores, a quienes el niño recurre en un 88% de casos, las reacciones se reparten entre el aviso al personal de enfermería (55%) y los intentos de tranquilizarle (56%) y distraerle (24%).

Pero está claro que el propio paciente pediátrico tiene su 'librillo' para aliviar el dolor. Cuando se profundiza en ese aspecto, señala Julia Vidal, psicóloga experta en dolor crónico y directora de Área Humana Psicología, la primera práctica es precisamente distraerse e intentar dormir (30%), con otro 9% que opta por respirar hondo para autorrelajarse. Ese 39% conjunto llega al 49% entre los pacientes con más experiencia hospitalaria, y por ahí van también los "consejos de niño a niño". Para que duela menos, el gran recurso es intentar entretenerse con algo (el 40% lo hace siempre y el 29% a veces). El método preferido es hablar con las visitas (55%), por delante de ver la televisión (47%), jugar (42%), hacer amigos (24%) y leer (12%). Para el 80% resulta efectivo.

El estudio, en el que también colaboran Juan Casado, jefe de Pediatría del Hospital Infantil Niño Jesús, y Mar Serrano, médica de la Fundación Grunenthal, confirma el protagonismo femenino en el cuidado familiar: la madre es la persona acompañante en el 69% de los casos, mientras el 23% paterno se reduce cuando hasta el 15% (74% materno) cuando hay ingresos repetidos. Y aporta datos interesantes para poder mejorar la atención hospitalaria a menores (la comida deja bastante que desear) y el abordaje del dolor (al 35% "tardan un poco" en darles algo). Dentro, eso sí, de una gran satisfacción (94%) por el trato recibido, que convive con las muchas ganas (88%) de irse a casa.

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