Provincia de Cádiz

Según sople el viento de levante

  • Los hosteleros valoran el verano como positivo, aunque no mejor que 2016

Terrazas en el centro de la ciudad repletas de clientes, hace unos días.

Terrazas en el centro de la ciudad repletas de clientes, hace unos días. / román ríos

El verano es sinónimo de salir a comer a las terrazas de los bares que esperan esta época para mejorar sus números. Lolo Picardo, presidente de Asihtur (Asociación Isleña de Hostelería y Turismo), reconoce que entre sus asociados el balance de lo que llevan de verano es positivo, "la gente está contenta y con números muy similares a los del año pasado". Aunque nunca llueve a gusto de todos o mejor dicho nunca sopla el viento igual para todos los bares, agosto es el mejor mes para los hosteleros.

El viento de levante predomina como una de las causas que los hosteleros locales esgrimen para explicar sus ventas. En el caso de La Gran Vía el hecho de que el verano pasado el levante fuese una constante les hizo obtener mejores números. "El verano pasado no se podía ir a la playa y entonces la gente se venía a los bares", explica Antonio García, encargado de este establecimiento, que argumenta su visión hasta en los comentarios que realizan los proveedores que ven cómo este año los pedidos no llegan a los números del verano de 2016, sin dejar de ser positivos.

Desde el Patio Benítez también coinciden en que las ventas de este año se quedan por debajo de la misma fecha el año pasado. "La culpa es del levante", sentencia Ana Bejarano, trabajadora del local: "La gente ha buscado otros destinos de vacaciones por miedo a no poder disfrutar de la playa". Un problema que desde este negocio hostelero reconocen que se notó menos durante la celebración de la Noche Blanca. "Así era como estábamos cualquier día del verano pasado", asegura Bejarano.

El Caserón de María ha conseguido que este año sean muchos los curiosos que pasen por su terraza. "Este año comenzamos algo más bajo que el verano pasado", reconoce María del Carmen García. También a este local le favoreció el viento de levante que sopló en la zona durante prácticamente todo el verano. A falta de un viento que les ayude a llenar el sitio, han optado por instalar un sistema de refrigeración por agua para combatir las altas temperaturas. "Desde el día que lo instalamos hemos notado un repunte en la actividad", explica la encargada mientras contempla el lleno de la terraza.

Si bien la inversión que han realizado parece dar sus frutos, reconocen que sería interesante para los negocios de la zona la posibilidad de realizar otro tipo de actividades y encuentros en los parques de los alrededores con los que atraer la actividad turística. "Se podrían hacer mercadillos artesanales como los que se hacen en Chiclana, algo que a los bares cercanos les va bien", sugiere Carmen.

La presencia del levante no siempre favorece a los hosteleros. Los hay que ven cómo sus negocios prosperan en las noches en las que el viento se para. Es el caso de La Pajareta. "La verdad es que las noches cuando no hay levante son muy buenas", confirma Guillermo Arteaga, cocinero del local. Si las noches sin viento le favorece a este bar de la Plaza de la Iglesia, durante el día las ventas flaquean. "Solemos tener vida hasta el mediodía, pero luego la gente aprovecha para irse a la playa", reconoce. Aunque lo compensan con las comandas para grupos más numerosos que dan de lunes a viernes.

La hostelería isleña tiene sus tiempos de cocción y no son los mismos en todos los establecimientos por cerca que se encuentren. Eso es lo que ocurre en la Tapería de Javier a la que la falta del levante le favorece. "El viento nos está respetando este verano tanto en las comidas como en las cenas, pero donde sí nos quedamos cortos es en la sobremesa", reconoce Javier González, propietario del local que este año ha notado una mayor presencia de turistas entre sus comensales.

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