EL SEXTANTE DEL COMANDANTE

A propósito del 'Audaz'

  • La saga continúa. El BAM que se botará el jueves en el astillero de San Fernando será el cuarto buque de la historia de la Armada Española con esa denominación. El primero data del año 1891

El próximo 30 de marzo la factoría de Navantia en San Fernando tiene previsto botar el Buque de Acción Marítima (BAM) Audaz (P-45), quinto de la serie de este tipo de unidades polivalentes de la Armada que cubren un amplio espectro de misiones, como presencia naval, escolta y protección, rescate y salvamento, ayuda humanitaria y sanitaria, lucha contra catástrofes medioambientales, apoyo médico y logístico a buques menores, buques de mando en operaciones de Medidas contra Minas y operaciones contra el tráfico ilícito de sustancias, armas y personas.

El proyecto inicial contemplaba la construcción de entre 10 y 16 unidades para hacer un relevo unificado de los patrulleros de las clases Barceló, Anaga, Conejera, Toralla y Descubierta, aunque también está prevista la construcción de tres unidades específicas para relevar respectivamente al buque oceanográfico LasPalmas, al colector de inteligencia Alerta y al de salvamento y rescate submarino Neptuno.

El hecho de que hayan pasado seis largos años desde la botadura del Tornado (P-44) pone de relieve la importancia de un acto en el que actuará de madrina la ministra de Defensa María Dolores de Cospedal. A la del Audaz deberá seguir en fecha próxima la botadura en Ferrol del sexto buque de la serie: El Furor (P-46), lo que hace soñar con aquellos tiempos de hace una década en los que, además de los cuatro BAM para la Armada, los astilleros gaditanos construyeron otros siete para Venezuela fundamentados en el polivalente diseño Avante de Navantia, el mismo en el que están basados los BAM. En estos momentos los astilleros gaditanos esperan con ilusión el contrato de construcción de cinco corbetas para la Marina de Arabia Saudí.

El Audaz que está a punto de botarse en San Fernando es el cuarto buque de la Armada que ha lucido este nombre en las aletas a lo largo de la historia. El primero también fue botado en San Fernando en agosto de 1891. Se trataba de un cañonero-torpedero al que antes de entrar en servicio se rebautizó como MartínAlonsoPinzón y causó baja en 1911. También se llamó Audaz un destructor de la clase Furor construido en Escocia, que entró en servicio en marzo de 1898 y resultó hundido ese mismo año en el combate naval de Santiago de Cuba. El tercer Audaz fue una unidad clasificada consecutivamente como torpedero, cazasubmarinos, fragata rápida y finalmente destructor antisubmarino. Dio nombre a una clase compuesta por nueve buques iguales construidos por la Empresa Nacional Bazán en Ferrol. El Audaz, en concreto, fue botado en enero de 1951, entró en servicio en junio de 1953 y fue dado de baja el 16 de septiembre de 1974.

Respecto a este último, circuló por la Armada hace años una anécdota que a mí me parece bastante simpática con la que pondré fin a esta somera presentación del quinto buque de la serie BAM construido en la factoría de Navantia en San Fernando.

En tiempos pretéritos se estableció en Ferrol un matrimonio con tres hijas que además de poco agraciadas tenían un carácter algo fuerte. Ciudad marinera donde las haya, en Ferrol resulta bastante común utilizar expresiones marineras en el lenguaje cotidiano, y así el vulgo no tardó en acuñar para las chicas los motes de la Furor, la Terror y la Horror, relacionados con una serie de unidades navales bautizadas con esos nombres que en su día habían tenido como base la localidad gallega.

Pasado el tiempo las tres chicas encontraron novio, y como quiera que entonces la unidades de la clase Audaz, con base también en Ferrol, eran lo más vanguardista en buques de la Armada, estos fueron bautizados con los motes de el Audaz, el Temerario y el Osado.

Hasta ahí la cosa ya tenía suficiente guasa. Sin embargo el asunto fue a más cuando, no mucho tiempo después, una agrupación naval visitó Londres, siendo los mandos invitados a una cena en la residencia del embajador español, ágape al que asistió también el secretario de embajada recién aterrizado en la capital británica.

Seguramente con ánimo de romper el hielo, el secretario de embajada contó esta misma anécdota tal como lo acabo de hacer yo, pero el resultado fue catastrófico, pues los oficiales navales no levantaron la mirada del plato y el embajador omitió cualquier tipo de comentario.

Terminada la cena y despedida la comitiva naval, el secretario se dirigió al embajador en los siguientes términos:

-Embajador, ha visto usted qué serios son estos marinos; la anécdota que he contado a mí me parece bastante graciosa y cada vez que la cuento, como mínimo la gente acostumbra a sonreír…

-Oh, vamos, no se preocupe por eso -contestó el embajador sin mudar el semblante-. La anécdota es graciosa y tampoco crea que los marinos son tan serios, lo que pasa es que seguramente no ignoran que mi mujer vivió un tiempo en Ferrol, donde en su día la apodaron la Terror. En cuanto a mí, crecí también en esa bonita ciudad gallega, donde me pusieron como mote el Audaz…

Y así, con estas burbujeantes letras, estampo también mi botella en las relucientes amuras del Audaz, deseando al nuevo BAM larga vida, vientos largos y mares preferiblemente calmos. Y que si viajan a Londres y son agasajados en la embajada española, consideren omitir esta historia. ¡Buena suerte, Audaz!

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