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Sanidad y consumo Un día en el Puesto de Inspección Fronterizo del Puerto de la Bahía de Cádiz

Los notarios de la salud de Europa

  • Cigalas marroquíes y gallos gaditanos para peleas en México: es el PIF de Cádiz, donde expertos controlan que los alimentos y animales que llegan o salen cumplen los requisitos de la UE

Una única letra diferencia su acrónimo del célebre PIB, el Producto Interior Bruto. Él no es tan famoso aunque su labor sea vital: garantizar el buen estado de los animales y vegetales, tanto destinados a consumo humano como animal, que llegan a Europa desde terceros países. Se trata del PIF (Puesto de Inspección Fronterizo), nacido al rebufo de la supresión de las barreras entre los estados miembros de la UE y que en Cádiz, frontera de Europa, acumula un ingente trabajo.

Entrando por el muelle Reina Sofía, a la izquierda se alza una nave a simple vista algo destartalada aunque en su interior cuenta con una infraestructura "de lo mejorcito de Europa", dice convencido Rafael Díaz, el inspector de Sanidad Animal, uno de los tres departamentos que confluyen en el PIB de la capital gaditana.

Porque estas instalaciones tienen más de un padre. "Orgánicamente dependemos de la Subdelegación del Gobierno, y funcionalmente de cada Ministerio", aclara el curioso galimatías Fernando Pérez, jefe de la Dependencia del Área de Agricultura y Pesca. Y es que en la nave, junto a Aduanas, cohabitan Sanidad Vegetal y Sanidad Animal (encargados respectivamente de controlar que no entren ni productos vegetales ni de origen animal pero no para consumo humano que no cumplan los preceptivos controles sanitarios), dependientes del Ministerio de Agricultura y Pesca, y Sanidad Exterior (que inspecciona los productos de origen animal para consumo humano), englobada en el organigrama del Ministerio de Sanidad y Consumo.

A diferencia del otro único PIF que hay en la provincia, el de Algeciras, en el de Cádiz no está permitido que entren animales vivos, pero sí que salgan. Porque en la práctica se aprovecha para exportaciones la infraestructura de las dependencias gaditanas, que tienen otro trabajo extra además, el cabotaje con Canarias, con normas especiales: deben ser sometidos a controles toda clase de vegetales, independientemente de si proceden de territorio nacional o de otros países, tanto de la Unión Europea como de terceros, que van a las islas.

A lo largo del 2007, en el PIF de Cádiz se han realizado alrededor de 10.500 inspecciones en total, un trabajo que se antoja descomunal para el escaso personal que hay en cada una de las Sanidades, que, en total, se pueden contar, y sobran, con los dedos de las dos manos.

aceitunas rellenas de todo para los rusos Especialmente activa es Fito, el nombre con que se conoce a Sanidad Vegetal, con tres plazas de inspectores de las que sólo una de ellas está cubierta. La ocupa, ayudada por un administrativo, Rosalía Rubio, quien, para el reportaje, posa supervisando una exportación a terceros: un cargamento de aceitunas rellenas de pasta de salmón con destino a Rusia. Divertida, desvela que a menudo se topa con cargamentos similares, siempre con destino a países de la antigua Unión Soviética, "con aceitunas rellenas de las cosas más inverosímiles que te puedas imaginar;: gambas, nueces, almendras, ...". Ya se sabe, "los rusos, para su ensaladilla, ...", bromea a su lado Fernando Pérez, quien ejerce de cicerone en el recorrido por las instalaciones del PIF, que arranca en Fito.

La mayor parte de las inspecciones que se han realizado en Sanidad Vegetal el pasado año (alrededor de 9.000 en total) se han ceñido al cabotaje con Canarias. con un régimen fitosanitario estricto para evitar la extensión de plagas a las islas.

También es muy común que pase por sus manos madera de pino y de roble, para hacer muebles; algodón, y alpiste. En este último caso, este producto lleva un doble control, ya que además de Sanidad Vegetal, lo ve también Sanidad Animal.

caballos de domecq para chile El itinerario prosigue por la otra sanidad que depende de Agricultura, la Animal, a cuyo frente está un único inspector, Rafael Díaz. Conversando con este diario, recibe una llamada al teléfono. Domecq quiere enviar un cargamento de caballos a Chile y quiere saber qué debe hacer. Y es que, curiosamente, al año son muchos los animales que salen desde el PIF de Cádiz, para lo que deben recibir sus preceptivos parabienes. Rafa calcula que cada ejercicio, son del entorno de medio millar de caballos los que embarcan con rumbo a distintos países de Sudamérica.

También es harto común que por allí pasen gallos de pelea (valorados cada uno en nada menos que 3.000 euros) para engrosar los en México, Colombia o Venezuela sí permitidos reñideros. La procedencia es gaditana cien por cien: de criaderos de la Costa Noroeste sobre todo (radicados en Sanlúcar, Rota e incluso El Puerto), cuyos gallos hacen las delicias al otro lado del charco.

Sin olvidar a las mascotas de toda la vida, perros y gatos, que en un número cercano a los tres centenares parten hacia Estados Unidos cada año, las pertenecientes a marines destinados en la Base Naval.

Bastante trabajo da en este departamento su primigenia función, el control de los alimentos de origen animal que no son para consumo humano. Tanto es así que, según desvela Rafa, el de Cádiz es el tercer PIF de España en importaciones vegetales de materias primas para consumo animal (por detrás de Barcelona y la costa valenciana). En estos casos, aclara el veterinario de Sanidad Vegetal, se debe prestar especial cuidado para que los alimentos que entran para consumo animal no contengan sustancias prohibidas como, por ejemplo, promotores del crecimiento del estilo del famoso clembuterol. Para poder certificarlo con total exactitud, toma muestras que remite a laboratorios acreditados de toda la Península. Trigo, maíz y alpiste son los productos que pasan fundamentalmente por su laboratorio. En 2007, entre las importaciones y las exportaciones (con la variopinta salida de animales a la cabeza) realizó poco menos del medio millar de inspecciones.

Los rechazos, la excepción El recorrido acaba en los dominios del otro Ministerio, Sanidad Exterior, cuyos dos inspectores, Feliciano Rodríguez y Pedro Cerrillo, junto a dos ayudantes , se encargan de controlar que los alimentos que llegan desde terceros países para consumo humano cumplen todas las exigencias sanitarias establecidas.

Una sucinta explicación de su trabajo sirve curiosamente para conocer los alimentos preferidos de los gaditanos (y por extensión, de los europeos) y cómo, al igual que sucede con la ropa, los gustos van cambiando en función de las modas. En estos días por ejemplo acaba de llegar por primera vez un cargamento del Dulce de Leche argentino que está dando ahora fuerte en las despensas de los más exquisitos gourmets.

Pescado y marisco siguen encabezando el listado de los alimentos que arriban al puerto gaditano.

Pescado congelado (como los filetes de panga, que llegan de Vietnam). Y langostas, carabineros y cigalas desde Marruecos o Mauritania. Es el elevado coste de estos alimentos el mejor garante de su salubridad. Porque, como aclaran tanto Feliciano como Pedro, son los mismos empresarios extranjeros los interesados en que sus productos sean saludables cien por cien dado el alto valor de estas mercancías. De ahí que sea rara la vez que se produce el veto a algún cargamento: De las 1.027 inspecciones que Sanidad Exterior realizó en 2007 en PIF sólo hubo seis rechazos y por otros motivos distintos. Como los cubitos de extracto de carne que venían de Reino Unido pero que pararon en Nigeria, con lo que perdieron su condición de comunitarios.

En Sanidad Animal, hubo menos aún: sólo dos.

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