Provincia de Cádiz

"El informe de la autopsia será clave para esclarecer el crimen"

  • La Policía de Sanlúcar intenta ahora determinar el posible móvil del asesinato de Manuel Gil, cuya viuda y única sospechosa sigue defendiendo su inocencia

La Policía sigue considerando que la autoría de la muerte de Manuel Gil Palacios, de 55 años, que falleció desangrado en la bañera vacía de su casa, en la sanluqueña calle Descalzas, tras recibir 68 puñaladas asestadas con un cuchillo de cocina y unas tijeras de pescado, recaería en exclusiva en su viuda, Caridad M.C., única sospechosa de este extraño caso que ha conmocionado a la localidad. Fuentes cercanas a la investigación se han mostrado convencidas de que cuando esté listo el informe de la autopsia, realizada por los patólogos del Instituto de Medicina Legal de Cádiz, el crimen "quedará esclarecido". Y es que consideran que ese informe podría determinar la presunta culpabilidad de la esposa del fallecido, quien sigue defendiendo su inocencia y manteniendo que su marido se quitó l a vida.

También vaticinan en la Comisaría sanluqueña que serán concluyentes los resultados de los análisis en curso. Entre otros, de las muestras de los restos de sangre hallados en la bañera y en las dos armas utilizadas para acabar con la vida de Manuel, análisis que se realizan en el Laboratorio de Policía Científica del Cuerpo Nacional, en Sevilla. No hay que olvidar que Caridad (a quien la jueza ha dejado en libertad con cargos) ha declarado que se hirió en una mano al extraer las tijeras del cuerpo de su marido, ya muerto. Hay que cotejar si sus heridas sustentan esta hipótesis.

Mientras, la Policía sigue interrogando a vecinos y familiares para determinar el móvil. En un primer momento, se investigó a un hermano del fallecido, con quien la pareja mantenía malas relaciones pero su sólida coartada (está encarcelado por delitos comunes) le exculpó pronto. Caridad sigue sosteniendo que salió a la calle porque su marido le pidió que fuera a por pan y a ver a una vecina que quería verla, aunque ésta lo niegue, y el testimonio de otra vecina, que dice haber oído a Manuel pidiendo auxilio, la sitúa en la casa a la hora de la muerte fijada por los expertos.

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