festivales de verano | la cancelación de alrumbo

La cara oculta del naufragio de Alrumbo

  • Los organizadores del festival buscaban un socio desde hace meses y no lo encontraron

  • Intentaron aplazar dos semanas y también les falló

El hombre arranca con un buenos días. Aparece frente a la cámara sentado ante una mesa, las manos sobre ella y también un papel que sujeta por los extremos con el índice y el pulgar de cada mano. Viste polo negro. A su espalda hay un panel o cartel del festival de música Alrumbo: el sexto en el top 10 de los festivales de España. Empieza a leer y el mensaje es claro y directo. El único responsable de que Alrumbo no se celebre este año y de que la juventud de Chiclana y miles de jóvenes provenientes de todas las partes de España no puedan disfrutar del festival es el alcalde de Chiclana, señor Román, dice el portavoz de Alrumbo. El festival iba a comenzar el pasado día 10 y dos días antes, de pronto, ha sido cancelado. El vídeo con el mensaje, el comunicado, dura dos minutos y cinco segundos. Acaba con una petición de dimisión del alcalde de Chiclana tras afirmar que ha engañado a los jóvenes, a Chiclana y a ellos, a los organizadores del festival. Ayer permanecía aún colgado en la página web de Alrumbo.

El vídeo que protagoniza José Domínguez (serio, enfadado) es la contundente respuesta de los organizadores de Alrumbo a una petición que les ha hecho el Ayuntamiento de Chiclana. Una petición que ellos consideran una amenaza del alcalde: "Un ataque sin precedentes de un demócrata que quiere quitarnos nuestra libertad de expresión". El Ayuntamiento les ha pedido que retiren de su web el comunicado con el que han anunciado que el festival queda cancelado. Y les ha advertido de que si no lo hacen, acudirán a los tribunales. En ese comunicado, que también estaba ayer en la web, los organizadores de Alrumbo afirman que se han visto obligados a cancelar el festival porque la tarde del viernes día 7, cuando contaban con todos los trámites y condiciones necesarios para ultimar el montaje del festival, el Ayuntamiento de Chiclana les ha sorprendido con la exigencia de un inesperado trámite: la apertura de un plazo de cinco días para dar audiencia a vecinos del terreno en el que se iba a celebrar el festival.

En el mundillo de los festivales los problemas de Alrumbo eran un secreto a vocesEn una reunión el 7 de julio, un empresario que se iba a hacer cargo del festival se echó atrásEl día 13, un portavoz de Alrumbo dijo que era "falso" que tuviesen dificultades económicas

Ese trámite, dicen los organizadores de Alrumbo en su comunicado, paraliza durante cinco días la actividad e impide abrir las puertas en la fecha anunciada. Ha sido, afirman, el último revés con el que se han topado durante meses de trabas administrativas, la última zancadilla. Por eso dicen adiós "a la fuerza", explican, por culpa de la sinrazón burocrática, de la "ineficacia" del Ayuntamiento y del "incumplimiento de las promesas realizadas por el alcalde a un evento cultural en la provincia de Cádiz, considerado todo un referente a nivel nacional y que, en sus últimas ediciones, suponía además una inyección a la economía local que superaba los 12 millones de euros".

El Ayuntamiento de Chiclana ha reaccionado inmediatamente a ese comunicado difundido el sábado 8 de julio. Ha asegurado que es falso que hayan puesto trabas al festival. Al contrario, sostiene que la colaboración ha sido total. Lo que ha ocurrido, explica, es que los organizadores han ido entregando muy lentamente la documentación requerida para obtener la licencia pese a las advertencias que les hacía el propio Consistorio. Por eso les ha pedido que retiren el comunicado de la web. Es entonces cuando José Domínguez responde con su vídeo. Es entonces cuando, como portavoz de Alrumbo, reclama la dimisión del alcalde. "Por su falta de coraje", dice, "por haberse acojonado ante los poderosos y por su inexperiencia demostrada en todos los trámites, o quizás lo contrario: por ser demasiado listo y habernos dado coba en todo momento".

El sábado, el día del comunicado, algunas personas se quedan muy desconcertadas cuando se enteran de los argumentos con los que los organizadores de Alrumbo justifican su decisión de cancelar el festival. No dan crédito a lo que leen: que Alrumbo se suspende por culpa del Ayuntamiento de Chiclana, porque ha puesto trabas burocráticas, zancadillas. Esas personas asombradas conocen desde hace meses "un secreto a voces" que circulaba por el mundillo de los festivales: los organizadores de Alrumbo tenían dificultades económicas, no habían pagado aún a varios proveedores de la edición de 2016 y estaban buscando una solución para poder celebrar el de este año. Buscaban un socio.

En febrero, a un empresario le ofrecen el 51% de Alrumbo. Pero la compraventa no prospera. Más adelante, el mismo empresario comienza a negociar con los organizadores de Alrumbo: les ofrece una importante cantidad de dinero a cambio de las barras del festival. Esta vez parece que la negociación va por buen camino. Pero el empresario ha pedido garantías: quiere que el seguro de cancelación se lo pasen a su nombre; quiere un certificado de que irá para él una parte del dinero de la venta de las entradas; y quiere ver el contrato por diez años del terreno en el que se celebrará el festival para comprobar si se lo pueden subarrendar o bien se lo transmiten a él. Pretende asegurarse de que Alrumbo es un proyecto con futuro en Chiclana.

La tercera condición se resiste. El empresario no logra ver el contrato del terreno, no se lo enseñan. Y el 5 de julio, tras un mes de negociación, recibe un mensaje de los organizadores de Alrumbo: un socio le comunica que ya han buscado otra solución. Le parece extraño lo que ocurre, muy raro. El empresario empieza a llamar a gente del sector, a preguntar aquí y allá, y no encuentra a nadie que haya llegado a un acuerdo con Alrumbo. Ese mismo día, por la noche, descubre lo que pasa: gente muy cercana a Alrumbo le explica que los organizadores van a anunciar dos días después, el viernes, que el festival queda cancelado.

En el Ayuntamiento de Chiclana no saben nada de esto pero hace tiempo que asisten extrañados a una situación muy incómoda: la documentación que los organizadores del festival deben presentar para obtener la licencia llega de manera muy lenta, los plazos se echan encima, y los papeles acaban por llegar tarde.

El jueves, día 6 de julio, el empresario que estaba dispuesto a poner dinero, a hacerse con las barras del festival, contacta con Rafael Benítez, socio de Etnirocker, empresa organizadora de Alrumbo. Hablan y acaban barajando la posibilidad de llegar a un acuerdo y aplazar el festival dos semanas. El viernes por la mañana, Benítez se dispone a ir a Málaga, a reunirse con el empresario. Antes tiene una charla con la concejal de Urbanismo de Chiclana, Ana González, y le dice que va a retrasar el festival dos semanas, que se va a reunir en Málaga con un promotor muy importante que le va a dar futuro al festival y que necesita que nadie se entere aún del aplazamiento. Benítez insiste en que necesita seis o siete horas para resolver todo, que ya tiene solucionado el asunto con los artistas pero que necesita ir a Málaga inmediatamente.

La concejal está preocupada. Si no se anuncia cuanto antes que el festival queda aplazado o cancelado, el lunes tendrá a 13.000 personas en Chiclana. Le explica a Benítez que han entregado los papeles tarde, que el Ayuntamiento ha trabajado con celeridad pero que no había manera: que le han dicho a su socio una y otra vez que debían entregar la documentación con tiempo. Benítez responde que él se ha enterado hace poco de la gravedad de la situación, del problema con la documentación, y que lleva cuatro días sin dormir trabajando la opción de aplazar el festival. No acaba de explicar para qué tiene que reunirse con el promotor en Málaga. Lo que asegura es que lo tiene todo preparado, que sólo tiene que darle a un botón para lanzar el comunicado que anuncia el aplazamiento. Y que como mucho, eso ocurrirá al día siguiente. Benítez añade que se aplazará el festival, que les ofrecerán a los chavales una invitación por entrada, que habrá soluciones.

La concejal le pide a Benítez que la mantenga informada, que cuando hable con el promotor le diga qué van a hacer. Benítez le asegura que así lo hará y le dice que cree que sacará adelante el festival. Antes le ha insistido en que no se entere nadie de que se disponen a aplazar el festival.

No se produce esa llamada. Benítez llega a Málaga y se reúne con el empresario, con el promotor muy importante, pero éste ha consultado con sus asesores, le han aconsejado que no se involucre en un Alrumbo aplazado, que eso siempre trae problemas, y opta por echarse atrás. Benítez se queda sin su tabla de salvación. Alrumbo naufraga sin remedio.

Al día siguiente, el sábado 8 de julio, dos días antes de que comience el festival, los organizadores difunden el comunicado en el que anuncian la cancelación y culpan al Ayuntamiento de Chiclana de haberla provocado. No hay en el comunicado ninguna referencia a dificultades económicas para poner en marcha el festival, tampoco hay mención alguna a los intentos para encontrar un socio que aporte dinero ni por supuesto a los impagos a proveedores de la edición de 2016. En el Ayuntamiento se preparan entonces para responder a una acusación con la que no contaban, que consideran, como quienes conocen lo que ha ocurrido realmente, que es totalmente injusta. No les resulta difícil reunir los datos que desmontan la historia de las zancadillas burocráticas y que muestran que los organizadores del festival han presentado tarde la documentación, que el Ayuntamiento ha actuado con celeridad.

El lunes, 10 de julio, cinco concejales detallan en una rueda de prensa las gestiones que ha hecho el Ayuntamiento con los organizadores de Alrumbo. Y también revelan lo ocurrido el viernes anterior: la anunciada intención de aplazar el festival dos semanas, el viaje a Málaga para una reunión con un promotor que se haría cargo de Alrumbo.

El miércoles, 13 de julio, este periódico habla con José Domínguez. Le pregunta sobre la búsqueda de un socio, sobre el viaje a Málaga. "Faltan a la verdad. Nunca hemos deseado esta cancelación forzosa. Fue el Ayuntamiento de Chiclana el que nos hizo una encerrona y nos dejó como única opción aplazar o cancelar", dice Domínguez. ¿Y los rumores sobre problemas económicos de su empresa? "Eso es falso", responde.

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