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Provincia de Cádiz

Se buscan corbetas y otros complementos a juego

  • La cartera de viaje del Rey a Arabia incluye, además de la venta de los cinco buques, el adiestramiento de sus dotaciones y construir una base

Imagen de archivo de una puesta de quilla en el astillero de Navantia en San Fernando.

Imagen de archivo de una puesta de quilla en el astillero de Navantia en San Fernando. / román ríos

Felipe VI afronta desde hoy y hasta el martes uno de los viajes más delicados de su reinado. Sin riesgo a exagerar, miles de ojos estarán pendiente del desarrollo de su entrevista con el nuevo monarca de Arabia Saudí, Salmán bin Abdulaziz. Uno de los lugares donde esta visita concita mayor interés es en la Bahía de Cádiz, donde se vive con ansia el desenlace de dicho encuentro, pues se aguarda que el Rey don Felipe vuelva con un contrato certificado para la construcción de cinco buques militares en las factorías de Navantia en San Fernando y El Ferrol.

Eso es, sin embargo, tan sólo una parte del compromiso, pues dicho acuerdo incluiría también la asistencia y soporte técnico de los buques durante su ciclo de vida operativa, la construcción de una estación naval que sirva de base para dichos navíos, y el adiestramiento técnico de sus dotaciones por parte de España.

Lo primero a tener en cuenta en este complicado juego de estado, es que la construcción naval civil funciona con parámetros distintos a la militar. En el primer ámbito, un armador encargará su buque al astillero que cumpla todos sus requisitos y condiciones presentando la mejor oferta económica. Eso no sucede en el ámbito de los buques castrenses, donde el abanico de mercado no es global ni abierto. Ello se debe, de un lado, a que todos los países con armadas de gran o mediana envergadura, suelen construir sus propios navíos o al menos la mayoría y los más esenciales de ellos. Tal circunstancia genera un espectro de mercados de construcción naval militar con segmentos bien diferenciados, (según los tipos, características y prestaciones de los buques) donde las condiciones políticas suelen predominar sobre las de carácter económico.

En el caso de España, Navantia ha conseguido situarse muy bien en las dos últimas décadas, dentro del sector de los buques polivalentes con gran autonomía, dotaciones reducidas y versátiles en cuanto a equipos y armamento. De hecho, los cinco navíos por los que se interesa Arabia Saudí pertenecen a una variante mejorada de su clase naval Avante 2400, que en los medios de comunicación aparecen denominados como corbetas, mientras el catálogo del propio astillero tiende a definirlos como patrulleros oceánicos.

Realmente, la consideración de corbetas (como la de fragatas) hace tiempo que abandonó ya su antigua caracterización en sentido estricto. Hasta mediados del XX, cabía distinguir entre acorazados, cruceros, destructores, fragatas, corbetas, cañoneras y escampavías; nombres que dejaron de tener significación exacta,en virtud de razones de evolución técnica.

Los Avante 2400 son, en todo caso, buques de 99 metros de eslora, por casi 14 de manga, con un calado máximo de cuatro metros y un desplazamiento de 2.500 toneladas a plena carga. Su velocidad máxima es de 28 nudos (51 kms/hora), la de crucero se sostiene en 15 nudos (26 kms/h), su autonomía alcanza las 5.000 millas náuticas (9.260 kilómetros) en navegación de crucero y tienen capacidad de subsistencias para 21 días.

Su planta impulsora es de tipo CODAD (combinado diesel y diesel) formada por cuatro motores MTU 12V2000 M50B, con una potencia de 5.900 caballos, acoplados a dos ejes con hélices de paso variable. Disponen además de un eficaz sistema de mando y control integrado, creado por la propia Navantia, así como una variada panoplia de armas, comunicaciones e instrumental para la detección electrónica y radárica.

Sin embargo, las mayores bazas de estos buques se encuentran en su polivalencia operativa, que los capacitan para gran tipo de misiones. Un abanico que va desde la defensa y protección de la zona de interés económico hasta misiones de búsqueda y salvamento o captación de inteligencia electrónica.

A esto se añaden unas espléndidas prestaciones para navíos de este porte. La primera sería una capacidad de maniobra con estados de la mar de fuerza 8 (mar montañosa) en la escala Douglas (olas de entre 9 y 14 metros). También puede recoger las dos lanchas semirrígidas auxiliares con sistema de botadura rápida, que forman parte de su equipamiento, en condiciones de mar gruesa (olas de hasta 4 metros). Se les ha diseñado para recibir a bordo helicópteros ligeros y medios en circunstancias de fuerte marejada (olas de hasta 2 metros). Finalmente, su mayor logro lo constituyen sus diámetros tácticos que son de menos de cuatro veces su eslora.

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