Desde hace una semana, una decena de familias del Camino de Santo Dios, situado en el sanluqueño pago Las Minas, no para de achicar agua de sus viviendas y campos de cultivo. Sus peticiones de ayuda al Ayuntamiento durante tantas jornadas desembocaron en una actuación de los bomberos de casi diez horas en las cinco casas más afectadas por el temporal en esta zona de la periferia de Sanlúcar ubicada en el entorno del acceso de la ciudad por la carretera de El Puerto.

Sin embargo, aunque las familias no han tenido que desalojar, de momento, sus hogares, el problema no está totalmente resuelto. El colectivo que agrupa a los residentes de este camino y la Federación Local de Asociaciones de Vecinos 'Guadalquivir' solicitaron ayer a la alcaldesa de Sanlúcar, Irene García, una reunión urgente para abordar "este grave problema" que mantiene "en alerta y desesperadas" a las familias.

Antonio Sáenz, presidente de la asociación vecinal, explicó a este periódico que "una de las casas ha llegado a tener hasta medio metro de agua y fango". En general, se han producido desperfectos en el interior de las viviendas y, por supuesto, también en invernaderos y demás cultivos, con la consiguiente pérdida de producción. A mitad de semana el Consistorio atendió a la demanda vecinal y "creó un muro de contención y puso a disposición de los afectados una bomba de agua", medidas que no evitaron inundaciones en las jornadas posteriores, fundamentalmente el pasado fin de semana. Dos dotaciones de bomberos se desplazaron hasta el lugar "pero sólo pudo actuar una por las dificultades de acceso".

Cuando estos profesionales dieron por concluidas sus tareas, los vecinos continuaron como pudieron los trabajos necesarios. No obstante, ante las previsiones de lluvias para estos días, temen que se agrave "esta situación extrema". De ahí que hayan pedido la intervención del Ayuntamiento.

El secretario del colectivo, José Antonio Segura, manifestó que "en este camino, la reciente construcción de viviendas proyectadas y homologadas por el Ayuntamiento ha cerrado el curso natural del agua y ahora, con los acuíferos repletos, las casas se anegan". "A este panorama catastrófico se suma que no hay alcantarillas fluviales de calle", añadió.