Provincia de Cádiz

Radiografía de una 'catástrofe aérea'

  • Los servicios de emergencia y las fuerzas de seguridad organizan en conjunto con AENA un simulacro de accidente en La Parra

  • Se activó el Plan Territorial de Emergencias en fase 1

"Aquí torre de control, responda... Torre de control para el vue...". (Se oye una explosión a un par de kilómetros de la torre de control). Ni los telediarios a nivel nacional ni la web de este Diario abrían ayer con el desastre aéreo de La Parra. Porque no ocurrió, pero se hizo como que sí. Ningún vuelo internacional se estrelló en la cabecera de la pista cuando tenía que despegar con 24 ocupantes a bordo. Sin embargo, un comité de crisis se reunió ayer desde las doce de la mañana en las oficinas de administración del aeropuerto. Se sentaban allí representantes de administraciones y servicios tratando de coordinar sus recursos en virtud de la declaración de la fase 1 del Plan Territorial de Emergencias de Andalucía para desarrollar de la forma más realista posible un simulacro.

Según la envergadura de la crisis, el mando y la decisión última corresponden a un dirigente político u a otro. Y según el protocolo estipulado, para un accidente aéreo en el que fallecen cuatro personas que no requiere medios procedentes de fuera de la provincia, la voz cantante correspondería a Fernando López Gil, delegado del Gobierno de la Junta en Cádiz. Por encima de él, cuando se movilizan medios a nivel autonómico, las consejerías. Y si habláramos, por ejemplo, de un atentado terrorista, sería el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, quien tomaría directamente el asunto.

En total, participaron más de 70 efectivos. En el comité de crisis estaban el 112, el Grupo de Emergencias de Andalucía (GREA), Protección Civil, Subdelegación en Cádiz del Gobierno Central (con el subdelegado, Agustín Muñoz, a la cabeza, además de miembros de direcciones generales como la de tráfico), Ayuntamiento de Jerez (representados por la alcaldesa, Mamen Sánchez, y el delegado del Área de Seguridad, Paco Camas), responsables de Aena (incluido el director en funciones del aeropuerto), así como Guardia Civil, Policía Nacional, Policía Local, Policía Judicial, Consorcio de Bomberos, la Empresa Pública de Emergencias Sanitarias (EPES), Cruz Roja, el Instituto de Medicina Legal y el Colegio de Psicólogos. Por eso, cuando a las 12,50 horas, cuando se permitió a los medios tomar algunos planos de la reunión de coordinación, en la sala dispuesta en La Parra hacía calor. Alguien pidió que se pusiera el aire acondicionado, pero todos los botellines de agua dispuestos sobre la mesa seguían cerrados. Las bandejitas de caramelos eran las más codiciadas. A las 12,57, un miembro del equipo que acompañaba a Agustín Muñoz se come una gominola recubierta de azúcar. Dos minutos después, un delegado territorial de la Junta que estaba de pie alrededor de la mesa se hace con una de las pocas chocolatinas de souvenir que se ofrecían. El ambiente era tranquilo a pesar de la masificación.

Una hora antes de que se diera el aviso de que había no-sucedido un accidente ya estaban emplazados cerca de las terminales grupos de profesionales ataviados con petos y uniformes distintivos. Se movilizaron ambulancias y una ingente cantidad de fuerzas de seguridad. Hasta allí habían llegado volando camiones de bomberos y unidades al rescate de los heridos, que iban siendo trasladados poco a poco hacia el Puesto de Mando ubicado junto al suceso, donde los heridos recibían una primera atención médica y se trabajaba para controlar que el avión, con el tanque lleno, no explotara.

También cumplieron con energía los voluntarios anónimos de Protección Civil y los estudiantes de Enfermería que se hacían pasar por nerviosos familiares de los afectados. De hecho, sus gritos sonaban en la terminal de Salidas de La Parra de forma cíclica. "¡Un médico!", "¡queremos que nos atiendan!", "¡que alguien nos cuente algo!", vociferaban. Fueron dispuestos en una salita en la que iban recibiendo información oportuna. Además, la última reforma legislativa referente a emergencias de este estilo impuso la figura del 'PECO', un técnico de enlace entre los familiares y el dispositivo. Éste es el único que tiene las listas de pasajeros y del estado de los heridos o fallecidos. El fin de ello es evitar la falta de información y que entren en pánico. Para ello también son fundamentales los psicólogos, que en situaciones tan trágicas y desbordantes son pieza fundamental. Asimismo, se puso énfasis en la nueva modalidad de pánico colectivo. Las redes sociales promueven la rumorología y propagan datos sin contrastar. En el protocolo se recogen las comunicaciones hacia los medios y las solicitudes de difusión por internet de las informaciones oficiales.

Poco antes de que finalizara el simulacro, un supuesto herido era conducido en camilla por la terminal. Se trataba de un familiar con problemas de corazón que requería asistencia. Incluso, por tratarse de un vuelo internacional, se previó la presencia de familiares extranjeros, por lo que se coordinó también la asistencia de traductores.

Por fortuna, ayer en el aeropuerto no ocurrió nada más que el simulacro de todos los años y todo se desarrolló con éxito y normalidad, como entrenamiento ante posibles catástrofes. Alguna persona que pasaba por allí observó con cierta curiosidadel despliegue. Pero en la cabecera de pista no había sangre ni cadáveres. Sólo profesionales.

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