José Manuel Dorado. editor de libros y cultivador de pistachos

"Del conocimiento viene el respeto y eso pretendo también con la agricultura"

  • Su vocación temprana en Alcalá del Valle fueron los libros, pero ahora sueña con dedicarse sólo a la agricultura, al pistacho

A José Manuel Dorado lo encontramos en la cooperativa Los Europeos de Alcalá del Valle, hablando de agricultura, de sus productos, de pistachos, pero al final terminamos apalabrando una entrevista sobre libros. No es un milagro, sino una casualidad. Tal vez el mismo factor de azar fue el que le llevó a encontrarse con un maestro recién llegado a su pueblo, Ismael Garzón, que le transmitió con tan sólo 12 años la pasión por los libros. Ahora es editor, vive de los libros y combina esa pasión por las letras con el mundo de la agricultura orgánico y el cultivo de pistachos.

-Yo diría que no es fácil, sino más bien una aventura insólita, ser editor en un pequeño pueblo de Cádiz.

-Efectivamente, no es nada fácil dedicarse al mundo de la edición y menos aún en una zona rural de Andalucía, pero desde muy joven tenía las ideas claras y como diría Miguel Barnet en su libro Gallego, 'una idea fija cambia el destino de un hombre'. Yo siempre tuve claro que quería ser editor. Podría haber elegido otras muchas profesiones menos complicadas, pero para nada me arrepiento del camino que emprendí hace quince años y si volviera atrás, volvería a ser editor.

-¿Pero eso lo dice porque ha tenido suerte en su editorial?

-En Editorial La Serranía tuvimos la enorme suerte de tocar un tema que nos ha funcionado muy bien, como es el de las guías de senderismo de los espacios naturales de Andalucía. Hemos intentado ser el principal referente andaluz en esa temática y en otras como la micología o la ornitología, publicando guías de mucha calidad. La clave para las pequeñas editoriales está en especializarse en temas muy concretos y tratar de ser los mejores en ellos. Hace quince años tuve un sueño y le doy gracias a la vida por haberme permitido cumplirlo.

-¿Cuál es ese momento en el que se decide por algo tan singular como ser editor?

-Con quince años empiezo a publicar una revista literaria en Alcalá del Valle en la que participaba un grupo de amigos de distintos lugares de Andalucía. Todo muy rudimentario y artesanal, pero le poníamos mucha ilusión. En 1996 publico un libro sobre el convento de Caños Santos y de ahí me dedico a publicar libros a algunos amigos como el desaparecido y añorado poeta alcalareño Blas Lamas. En 1997 lanzo un periódico mensual, Alcalá Noticias, que tuvo un importante calado en el pueblo y que llegó a muchos emigrantes alcalareños; se mantuvo durante cinco años. En 2000 vio la luz el primer número de la revista El Genal, dedicada a los 15 pueblecitos del Valle del Genal, en la Serranía de Ronda. Un año después apareció la revista La Serranía y a raíz de aquello, en 2003 fundamos Editorial La Serranía, dedicada en un principio a la publicación de libros relacionados con la Serranía de Ronda y las comarcas cercanas. Poco a poco hoy ya tocamos toda Andalucía.

-Es una larga trayectoria, pero ¿se puede vivir de eso?

-Yo llevo quince años viviendo de esto, aunque cada vez es más difícil. Y además, durante estos años varias personas más han vivido de su trabajo en Editorial La Serranía, como comerciales, diseñadores, maquetadores, correctores, traductores, etc. Hoy, por la crisis, el libro electrónico, internet, el poco apoyo institucional y otros factores, cada vez es más difícil vivir del mundo del libro, por eso hace algo más de cuatro años empecé a pensar en alternativas para el futuro.

-Con crisis y todo ha editado usted cientos de libros

-Efectivamente, Editorial La Serranía ha tenido la suerte de contar con un grupo de autores extraordinarios con los que hemos formado una especie de 'familia' y que nos han permitido tener un éxito que al principio nadie imaginaba. Yo mismo, que creí siempre firmemente en este proyecto, no imaginé que tendría el éxito y el alcance que ha tenido. También, cómo no, ha sido fundamental el apoyo de los lectores.

-¿Cómo ha logrado encontrar su propio público?

-Pues debe ser que al publicar temáticas muy concretas tenemos un público muy fiel que se puede decir que 'colecciona' nuestros libros. A ese público, a esos lectores, le debemos también el habernos permitido cumplir este sueño.

-¿Cuando hablaba antes de 'alternativas de futuro' se refiere a su nueva faceta de agricultor?

-Sí. Desde hace algo más de cuatro años empecé a investigar y a aprender sobre cultivos alternativos como la stevia, la moringa, el aloe vera, el arándano, el azafrán, etc., hasta que me topé con el pistacho. Este año ya tengo la primera cosecha de pistachos y acabo de ampliar la plantación. Al final de este año tendré ya 13 hectáreas de pistacheros.

-¡Qué curioso¡ El pistacho no es muy corriente por aquí ¿por qué se decidió usted por este cultivo, aparentemente tan exótico?

-Pues fue de casualidad. Cuando investigaba sobre algunos de los cultivos alternativos que acabo de mencionar, mi compañera me habló del pistacho. Fuimos a muchos cursos y jornadas a Castilla la Mancha, a Jaén, a Granada y a cualquier lugar donde se hablara de pistachos. Hice un estudio climático de mi zona de las horas de frío, las unidades de la calor, las heladas primaverales o la humedad relativa. El pistacho se puede dar en muy poquitos lugares del mundo y necesita unas condiciones climáticas muy concretas. Cuando vi que reunía todos los requisitos, analicé la tierra, hablé con mi padre y poco después planté los primeros mil árboles. Sin el apoyo de mi padre hubiera sido imposible. También le debo mucho a mi pareja y a José Francisco Couceiro, el mayor experto en nuestro país.

-Seguro que es usted capaz incluso de hacer del pistacho un buen tema de conversación

-Sí, ja ja. Me pasaría horas y horas hablándole del mundo del pistacho, y quienes me conocen saben que no le miento. Es apasionante. Por no hablar de sus ventajas económicas, como son que los precios suelen ser muy estables y que la producción suele estar vendida de antemano...

-O sea, que produce usted lo mismo alimento para el cuerpo que para el espíritu.

-Muchos se extrañan que habiéndome dedicado toda la vida al mundo de los libros decida ahora hacerme agricultor. Con las guías de senderismo y naturaleza hemos pretendido siempre crear conciencia, transformar la sociedad, sabiendo que desde el conocimiento nace el respeto y que aquello que no se conoce difícilmente puede valorarse y respetarse. Con la agricultura pretendo algo muy parecido, crear conciencia de que se puede producir sin destruir, como diría Gustavo Alés.

-Enúncieme, entonces, su propia concepción de la agricultura, ya que acaba de llegar a ella.

-Yo creo en una agricultura sin venenos, sin químicos, en una agricultura orgánica que construya y no destruya el suelo. El suelo es el principal patrimonio del agricultor. Un agricultor no puede permitirse perder toneladas de su mejor suelo cada vez que cae una tromba de agua. Un agricultor no puede matar su suelo con químicos y venenos. El buen agricultor es aquel que es capaz de producir buenas cosechas sin destruir su suelo y dejándolo a las generaciones futuras en mejor estado que como lo encontró.

-Habla usted con la fe del converso ¿Cuál de las dos actividades le produce más satisfacción?

-El mundo de los libros siempre ha sido mi pasión. Mis amigos, vi vida, todo ha estado siempre vinculado a los libros. Pero a día de hoy me siento más feliz trabajando en el campo, en los pistachos, elaborando biofertilizantes, microorganismos de montaña, bocashi, extracto de ortiga o de cola de caballo, humus de lombriz… El día que pueda me gustaría vivir en el campo y dedicarme plenamente a esto.

-Le suponemos, en cualquier caso, un gran conocimiento de la Sierra.

-Yo he tenido la suerte de conocer los lugares más recónditos y hermosos de la Sierra de manos de los mejores guías, de autores y amigos como Rafael Flores o Manuel Becerra en muchos de los recorridos que luego hemos publicado. Con ellos he aprendido mucho de otros temas, como nuestra historia, patrimonio, la flora, la micología, las aves. Es tremendo aprender tanto de personas que saben transmitir tanto. Como Francisco Siles, Antonio Garrido, Pepe Castillo, Pepe Cuenca, Antonio Acedo, Juan Oñate, Domingo Mariscal, Agustín García y otros. Hay una frase de Jairo Restrepo, uno de los padres de la agricultura orgánica, que es mi cita de cabecera: "Lo que aprendí ayer lo enseño hoy, porque yo no sé si existo mañana, no me llevo nada, todo se debe quedar; todo conocimiento debe volcarse a la gente. Ningún conocimiento debe patentarse o ser usado para reprimir, hacer riqueza. No sirve para eso el conocimiento. El conocimiento es para entregárselo al pueblo".

-Entonces, ¿cuál es la mayor riqueza de esta comarca?

-Su paisaje y su paisanaje. Vivimos en un entorno natural único de una riqueza extraordinaria que a veces no sabemos valorar y que en muchos casos desconocemos. Por supuesto, ese paisaje está y ha estado vinculado durante siglos a los paisanos que han forjado la personalidad de esta comarca.

-Con todo eso, ¿qué le falta para tener la mejor situación que se merece?

-Mejores comunicaciones, sin duda, y más emprendedores que apuesten por el mundo rural. La mayoría de los jóvenes que estudian se marchan fuera a trabajar y eso provoca un desarraigo y una despoblación que amenaza el futuro de nuestros pueblos. Alcalá es un pueblo de emigrantes, de gente muy trabajadora, pero son necesarios muchos emprendedores que apuesten por quedarse en el pueblo, por sacar adelante proyectos que frenen la emigración. No podemos estar siempre condenados a la emigración. Debería potenciarse, fomentarse y apoyarse ese espíritu emprendedor.

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