Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

a las puertas de un nuevo 24 de septiembre | Un paseo por la ruta de las cortes

La Isla se aleja cada vez más del sueño del Bicentenario

  • Con el proyecto del Puente Zuazo olvidado y el entorno de las baterías abandonado, los grandes proyectos del 2010 se diluyen con el paso de los años

Dentro de una semana La Isla celebrará un nuevo aniversario de Las Cortes de 1810, despertará y sacará de nuevo a relucir el espíritu del Bicentenario para hablar de la libertad, de la democracia, de la ciudadanía... De esos valores que hace 207 años tomaron forma en el modesto teatro de comedias en el que, en pleno asedio de las tropas napoleónicas, los diputados empezaron a reunirse para cambiar la historia de España dándole su primera Constitución. La gran fiesta del 24 de Septiembre, gestada en 2001, está ya próxima a cumplir la mayoría de edad. Y de los hitos de 2010 -fecha en la que La Isla consiguió recuperar el sitio que le correspondía en los orígenes del parlamentarismo- se cumplen ya siete años. El tiempo ha pasado. Las políticas y las prioridades han cambiado. La crisis y los recortes han dejado proyectos a medias -el olvido al que está relegado el Sitio Histórico del Puente Zuazo es el ejemplo más evidente- y muchos de los sueños de aquella Isla de Las Cortes a la que se aspiraba en los años previos al Bicentenario se han quedado atrás, sin que haya -por ahora- mucha pretensiones de retomarlos. Un paseo por la ruta de Las Cortes, un conjunto que fue declarado Bien de Interés Cultural en 2012, permite hacerse una idea de esta situación y retratar algunas situaciones que resultan verdaderamente penosas.

Más de diez meses han pasado del intento de robo de la solería original de la batería de San Pablo, una de las que forma parte del conjunto histórico del Real Carenero. Y todo sigue exactamente igual que en noviembre de 2016, sin que los daños se hayan reparado -las losas levantadas siguen allí tiradas- y sin que ninguna administración haya tomado cartas en el asunto para poner remedio. La imagen que ofrece este entorno histórico el que se invirtieron tres millones y medio de euros durante el Bicentenario es realmente bochornosa. No solo se ha sido incapaz hasta ahora de llegar a un acuerdo entre todas las administraciones implicadas para aprovechar lo rehabilitado sino que el recinto, al carecer de vigilancia alguna, ha sido víctima de destrozos, robos, incendios provocados y actos vandálicos de todo tipo, con lo que la imagen de abandono que ofrece es cada vez peor. Y la situación no tiene pinta de enmendarse.

Tampoco se sabe nada de la rehabilitación del puente Zuazo, una costosísima inversión que, a pesar del compromiso adoptado en su día por el Ministerio de Fomento, cada vez queda más lejos. Y las pretensiones de rehabilitar las baterías y todo el conjunto defensivo de la Guerra de la Independencia que se reparte por todo el término municipal no han corrido mejor suerte. Precisamente, la apertura del acceso a la Ronda del Estero desde la calle Carmen ha retomado hace unos días el debate en torno a la recuperación de estos elementos defensivos al afectar de lleno a la cimentación de la batería británica número 6.

Idénticos problemas presenta el popular y erróneamente conocido como cementerio de los ingleses que se emplaza en La Casería, que se incluye en este conjunto protegido por su relación histórica. Su ruinoso estado obligó incluso a una intervención de urgencia por parte de Defensa hace un año pero la situación sigue siendo preocupante y peligra su conservación en el futuro si antes no se aborda una decidida inversión para afrontar su rehabilitación.

Otros elementos de esa Isla de Las Cortes sí han tenido más fortuna, aunque todo dista mucho de esos objetivos de ciudad a los que en su día se aspiraban. El Ayuntamiento, que se esperaba tener rehabilitado en 2010 para los fastos del Bicentenario, está ahora inmerso en unas obras que se persiguen desde finales de los 90 y que, si todo marcha según lo previsto, acabarán el próximo año. Eso permite volver a pensar en la puesta en uso del edifico histórico más señalado de la ciudad tras diez años cerrado.

Por su parte, el Teatro -epicentro de la ruta de Las Cortes- ha conseguido convertirse en el corazón cultural de la ciudad desde su reapertura en 1999. Pero los planes que en los años previos al Bicentenario tenía el Ayuntamiento para que el edificio, dado su relevante papel histórico, pudiera también ser visitado y contara con medios expositivos y audiovisuales para narrar los hechos históricos ocurridos en 1810 se quedaron atrás y nunca se han intentado retomar. Explotar esa faceta del Teatro como monumento constitucional sigue siendo una asignatura pendiente. Y el centro de interpretación del parlamentarismo que se construyó al lado, en la calle General Serrano, se cerró durante el anterior mandato con lo que se perdió un equipamiento en el que se invirtieron 700.000 euros.

Tampoco ha conseguido prosperar la intención de integrar al edificio de la Compañía de María dentro de esta ruta que recorre los edificios que tuvieron un papel protagonista en Las Cortes de 1810. Para ello, entre las inversiones que se llevaron a cabo al calor del Bicentenario incluso se recreó en una sala cercana a la capilla el Consejo de Regencia que allí tuvo su sede durante estos años clave. Dicho espacio contaba incluso con imágenes que recreaban a las personalidades históricas más destacadas, pero lo cierto es que se han podido ver en contadas ocasiones.

La Iglesia Mayor y la Compañía, precisamente, fueron dos edificios religiosos que acapararon buena parte de las inversiones del Bicentenario. Hoy, sin embargo, su papel como parte fundamental de esa legado de Las Cortes apenas va más allá de los actos del 24-S y se diluye cada vez más.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios