Hoy se cumplen 50 años de la muerte del sacerdote Francisco González Metola, nombre con el que pocos conocían a este apóstol, misionero y sacerdote en Jesucristo, al que se recuerda popularmente en la comarca de la Janda con el sobrenombre del Padre Jandilla, al ser esta finca rústica del municipio de Vejer el lugar al que llegó en mayo del año 1938 y donde puso la semilla de un largo compromiso con los más necesitados.

La devoción que se le procesa al Padre Jandilla ha permitido iniciar su proceso de Canonización, en el que trabajan al unísono Antonio González Salazar, sobrino de este sacerdote, y el canónigo Balbino Reguera, que fue párroco de Vejer y que será uno de los sacerdotes que mañana sábado presidirá al mediodía la Eucaristía en el santuario de Nuestra Señora de la Oliva, donde posteriormente se dará a conocer a los presentes un libreto de 64 páginas donde se recoge la vida y obra que ha dejado el "cura de todos", tanto en la Diócesis de Calahorra y La Calzada donde se conoció como Don Paco, en la Diócesis de Cádiz y Ceuta, las Escuelas y Misiones Rurales donde se le conocía como el Padre Jandilla, y en el seminario Conciliar San Bartolomé de Cádiz, donde se le conoció como Padre Metola.

Nacido en Santo Domingo de la Calzada en el año 1905, la vida y obra del Reverendo Padre Francisco González Metola se inicia en la provincia de Logroño, donde durante diez años ejerce el misterio parroquial en su Diócesis de Calahorra y La Calzada. En 1917 inicia los estudios de humanidades en la preceptoría de los Padres Claretianos de Santo Domingo, a los que sumó en 1921 los estudios de Filosofía y Teología en la Universidad de San Jerónimo de Burgos, ordenándole Presbítero el obispo Fidel García, el 2 de junio de 1928. Su primera misa la celebró en el sepulcro de Santo Domingo de la Calzada el 27 de junio de 1928, pasando a ser coadjutor de Ausejo en 1928, Ecónomo de Cárdenas en 1930, y de Huércanos en 1933.

En mayo de 1938 llega como Capellán de la finca y responsable de la escuela existente en esta propiedad vejeriega de Jandilla, donde debería atender su capilla, comenzando así una amplia labor educativa, social y evangelizadora, al crear primero en chozas de paja y luego en pequeñas aulas, las escuelas y misiones rurales de Jandilla, libreros, Nájara, Cantarranas, Badalejos, La Oliva, Zahora, El Palmar, El Soto, Manzanete, La Muela y La Torre. A ello unió la atención y visita de las escuelas y misiones rurales de Algar, Naveros, Santa Lucía, Cañada Ancha, La Barca de Vejer y Patría.

También creó el Patronato de Escuelas Rurales Católicas de Jerez, y una red de capillas y escuelas repartidas por los campos de Vejer, Medina Sidonia, Alcalá de los Gazules y Barbate, que gestionaba personalmente.De esas escuelas, según relata su sobrino Antonio González han salido religiosos, un médico, profesores y maestros industriales, maestras nacionales, y un largo etcétera de personas, que pasaron del analfabetismo propio de la vida rural, y que con constancia y ayuda, llegaron a colegios como las Hijas de la Caridad donde hicieron Bachillerato, a la universidad o haciendo el Magisterio, sacando a 22 maestras, que luego le ayudaron a formar a más alumnos. Entre los testimonios recogidos en el libreto se incluye lo expuesto por el jefe de Inspección de Enseñanza Primaria de Cádiz Manuel García Tena que dice que "el Padre Jandilla ha erradicado el analfabetismo de la zona rural de la Janda".

Y es que al llegar a Jandilla, y ver las miserias y necesidades que había en esta zona, se dedicó a fundar una escuela por año y a regularizar la situación canónica de cada una de las familias que fue conociendo a lo largo de su dilatada trayectoria por los campos de la Janda. Hasta el año 1944 las escuelas capillas eran de paja y posteriormente de materiales, donde se fue incluyendo una casa para las maestras, que hacían allí su vida, sin suministros elementales.

Tan alejados estaban algunos de los lugares que recorría en distintas caballerías , y los últimos diez años, en su caballo Sabino, que más de una vez le llegó a la rodilla el fango, teniendo que acudir los vecinos en su socorro para sacarlo, sobre todo en la zona de Los Naveros. Con ese y otros equinos, recorrió a lo largo de 15 años, desde 1938 a 1953, la cantidad de 80.000 kilómetros, lo que supone dos veces la vuelta al mundo, según destaca con asombro su sobrino.

Su primera promesa al conocer la imagen de la Virgen de la Oliva de Vejer en 1938 fue "prometo que voy a venir a verte y a atender a estas gentes", una palabra que cumplió a lo largo de 26 años.

Dentro de la regularización evangelizadora de las familias de la comarca, se destaca que en 1950, el obispo de Cádiz Tomás Gutiérrez le pidió una memoria de lo que llevaba hecho en los últimos 12 años. Uno de los datos más relevantes es que había administrado a la gente diseminada por el campo, 86.400 comuniones, logrando antes su bautizado e inculcándoles las catequesis y las misiones a vecinos de Naveros, Cantarranas y otras tantas zonas rurales.

Entre sus virtudes cristianas, también estaba el sanar a los enfermos, ya que por entonces la penicilina era difícil de lograr y más aún administrar. Cosa que él hizo, salvando al vida de muchos vecinos, a los que visitaba para inyectarles la dosis precisa cada tres horas, y así evitar una muerte casi segura.

Otras de sus facetas pasaba por llevar alimentos a los más desprotegidos, que se comían hasta las cáscaras de los plátanos, llevándoles algún saco de garbanzos, que convertían ese momento en todo un acontecimiento del que participaba todo el vecindario, ya que suponía comer algo caliente durante varios días. Su sobrino, también destaca que cuando fue a las misiones a la ciudad marroquí de Larache, tuvo la oportunidad de misionar a unas 650 personas, entre cristianos, moros y judíos durante dos semanas. Aquí en la Janda, cuando impartía las misiones se hacía acompañar en procesión de la imagen de la Virgen de Fátima, que sacó en más de una ocasión por la arena de la playa de El Palmar, como ocurrió en el mes de mayo de 1954 para celebrar la festividad de Santo Domingo de la Calzada.

El proceso iniciado en julio de 2014, contó con el consentimiento de la Vicaría Judicial de la Diócesis de Cádiz y Ceuta, en esta primera para divulgación y recogida de testimoniso, tanto en La Rioja, como en la comarca de la Janda, donde ya se tienen testimonios de altos cargos de diferentes diócesis, de dos arzobispos, y cinco obispos.

Ahora es el obispo de la Diócesis de Cádiz, Rafael Zornoza, es el que debe valorar y decidir si tramita el expediente para iniciar su beatificación, un proceso al que se deben de acompañar los listados de fama de santidad, de signos, biografía, bibliografía y listado de Siervo de Dios.

El Padre Jandilla falleció el 24 de febrero de 1967 como canónigo de la Catedral de Cádiz y rector del Seminario Diocesano, quedando enterrados sus restos en la cripta de la catedral gaditana. Así, el acto de mañana sábado, pretende ser un reconocimiento a la devoción que todavía se le tiene al Cura de todos.

El prólogo del libreto es del Catedrático de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, José Antonio Hernández.