crítica teatral música

"Ser o no ser"

  • El 'Pedro Muñoz Seca' recibe con el aforo completo la excelente interpretación de 'Teatro Clásico de Sevilla'

Los actores hicieron suya la interpretación de esta obra compleja al encontrarse traducida por Leandro Fernández Moratín en castellano antiguo.

Los actores hicieron suya la interpretación de esta obra compleja al encontrarse traducida por Leandro Fernández Moratín en castellano antiguo. / andrés mora

Acabamos de ver sobre las tablas del Teatro Municipal 'Pedro Muñoz Seca' la tragedia de William Shakespeare, Hamlet, puesta en escena por el 'Teatro Clásico de Sevilla', que llegaba avalado por los ocho premios Lorca, el premio al Mejor Espectáculo de la Feria de Teatro de Palma del Río y las 6 nominaciones a los Premios Max de teatro, así como por las excelentes críticas conseguidas en su estreno en Sevilla y otras ciudades de España así como en el Festival de Almagro, todo lo cual hizo que la totalidad de las entradas para ver el espectáculo, se agotaran.

El montaje de la obra es espectacular y el escenario, la ciudad de Elsinore en Dinamarca, convertida en un circo rodeado de espejos y unos suelos diseñados con una gran imaginación, que van cambiando de color y de textura según las escenas, color y textura que se refleja en los espejos y que se integran en la propia acción que sobre ellos transcurre, soportando unas veces y engullendo otras, a los propios personajes y aportando fuerza al debate entre la locura y la angustia de Hamlet, príncipe de Dinamarca.

Recitar un texto clásico, en este caso el castellano antiguo con el que Leandro Fernández de Moratín tradujo la obra de Shakespeare, no es tarea fácil para los jóvenes actores educados en una lengua moderna muy distinta a aquella, por eso es de valorar muy positivamente, la forma en que los componentes de este grupo teatral, la hayan asumido, la hayan hecho suya y la hayan usado, como si fuera su forma habitual de hablar, a riesgo de no ser comprendidos (o ser criticados), por algunos espectadores, no acostumbrados a escuchar su propio idioma de esta forma en desuso que les puede resultar poco natural y achacar esa falta de naturalidad a un defecto de los actores de recitar el texto de "carrerilla", sin sentirlo, cuando es todo lo contrario.

El escenógrafo y figurinista alemán Curt Allen Willmer, sitúa al príncipe, perdida la razón, frente a un mundo de espejos, "para que el espectador escudriñe en su propia conciencia a través de la imagen y las palabras".

Los distintos sentidos que ofrece la obra y un voluntario distanciamiento con saltos en el tiempo, actualiza la obra, mil veces representada, facilitando múltiples interpretaciones que posibilitan la comprensión de los actos de Hamlet.

Como dice el 'Teatro Clásico de Sevilla' en el programa de mano "¿En qué tiempo y lugar habita el personaje shakespiriano?, ¿Cómo nos llegan las palabras del príncipe de Dinamarca en un mundo donde se observa, se vigila, se espía y nada pasa desapercibido?. La privacidad se ha evaporado".

¿Qué sentido tiene nuestra vida si vamos a morir?", es en definitiva la pregunta que se hace el príncipe y que nos invita a que nos hagamos cada uno de nosotros.

"Nuestro Hamlet es atemporal y con una verdad escénica apabullante, dicen los responsables de este montaje. Sus dudas, sus interrogaciones, saltan a través del tiempo y nos llegan hasta el día de hoy, con esa capacidad para mostrar el alma humana y dar luz a las sombras más inquietantes. Esto lo hace único".

Y sobre todo lo que ocurre en el escenario, sobre vuela la ambición del poder, un poder, manipulador, corruptor, vengativo y asesino... Una ambición que mueve a los personajes y los empuja al enfrentamiento y a la propia destrucción. El final, de todos conocido, nos pone ante nosotros el mundo en que se desarrolla la historia, todas las historias..." Algo huele a podrido en Dinamarca, pero esa frase podría ser cambiada por la de "algo huele a podrido… cuando alguien trata de conseguir el poder a toda costa y a cualquier precio"

Una prolongada ovación, premió la actuación del grupo teatral sevillano que, bajo la dirección de Alfonso Zurro y el montaje y espacio escénico e iluminación diseñados por Curt Allen Wilmer, han dejado un magnífico sabor de boca en los aficionados al Teatro de El Puerto de Santa María.

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