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Tribuna

Miguel guijarro hernández

Economista

El síndrome de Procusto

España está llena de gente con el síndrome de Procusto. Es difícil encontrar a personas que acepten que sus colaboradores sean mejores que él o incluso sean diferentes

El síndrome de Procusto El síndrome de Procusto

El síndrome de Procusto / rosell

En la mitología griega existía un posadero en las colinas de Ática llamado Procusto o Damastes. Era uno de los hijos del dios Poseidón. Tenía en su posada dos camas. Una larga y otra corta. Una vez se dormía el visitante, Procusto lo amordazaba y lo ataba a la cama. Aquel que sobresalía de la cama asignada, le cortaba los pies o incluso la cabeza. El que no cubría la totalidad de la cama lo estiraba hasta conseguir descoyuntarlo y alcanzar su longitud. Se decía que nadie coincidía con la cama asignada por Procusto ya que él se encargaba de darle al visitante aquella que no coincidía con su físico. La corta al hombre alto y la larga al hombre bajo.

Un día apareció Teseo por la posada de Procusto e invitó a este a encajar con el tamaño de la cama que le asignó. Cuando Procusto se tumbó en la cama, Teseo lo amordazó y lo ató y lo torturó, al igual que él hacia con los viajeros: le cortó los pies para ajustarlo a la cama y, al ver que no encajaba del todo, le acabó cortando la cabeza. Tras esta hazaña, Teseo terminó sus aventuras terrestres

En nuestra sociedad, el denominado síndrome de Procusto se usa para definir la intolerancia a la diferencia, el miedo a lo diferente. Se dice que cuando un tonto es elegido para un cargo se encarga de buscar a tontos más tontos que él, para que no le hagan sombra. Los cambios sociales y/o políticos están impregnados del síndrome de Procusto. Es muy difícil encontrar a personas que acepten que sus colaboradores sean mejores que él o incluso sean diferentes.

El síndrome de Procusto es muy aplicable actualmente a la participación de la mujer en la sociedad. La entrada del diferente en un mundo de hombres hasta el momento, es visto como una amenaza que produce miedo. El Procusto de turno intentará evitarlas, porque considera que son "un riesgo" para lo establecido debido a su "especial forma de pensar" o a su "falta de racionalidad y exceso de emotividad". El Procusto las ninguneará, las llevará a lugares donde no molesten o simplemente las evitará. Nuestra sociedad está llena de casos como estos que hacen que las mujeres no tengan acceso a altos puestos directivos.

Cuando alguien tiene una pasión, un sueño, una ilusión diferente y está dispuesto a luchar por ella, siempre aparecen Procustos a su alrededor para indicarle que es un iluso, que jamás alcanzará a completar su sueño o que su pasión es imposible de realizar en el mundo actual.

Los Procustos de nuestra sociedad consideran que no solo tienen derecho a hacer lo que hacen, sino que lo hacen por el bien de la sociedad o incluso por el bien de los demás. Son personas que se escuchan constantemente, que obligan de forma sibilina o de forma impositiva a realizar lo que ellos creen; suelen ser desconfiadas, limitan capacidades de actuación, intentan eliminar la creatividad o la iniciativa de otros.

Los Procustos se dan en todos los ámbitos de la vida. En las sociedades mercantiles, en la política, en lo académico, en lo laboral, o incluso en lo personal, en las familias. Los Procustos se suelen rodear de personas que le aplauden, le corresponden… son sus cómplices. Son sus tontos. Acaban creando una guardia de corps con la intención de protegerse de aquellos que, con su diferencia, su mayor capacidad, su ilusión, su pasión, su capacidad de trabajo… pueden ser capaces de alterar su actual situación. Con ello solo consiguen la paralización de todo cambio y la desilusión de aquellos que, con mayor capacidad, puedan mejorar al resto, al estar convencidos que son ellos los únicos capaces y los demás solo entorpecen su función o, simplemente, alteran su actual situación de poder.

Nuestra política está llena de Procustos; de personas que no admiten la diferencia ni la discrepancia; de quienes ningunean o ignoran a quienes, siendo mejor que ellos, pueden suponer un peligro para su actual zona de confort.

Nuestras leyes incluso están llenas de Procustos. Nuestros legisladores, en muchas ocasiones, cambian o alteran normas realizadas por comités de expertos para dejar bien claro "quien manda".

Nuestra sociedad necesita de héroes a lo Teseo, personas que rompan el síndrome de quienes pretenden eliminar la diferencia enriquecedora, de quienes pretenden igualar a todos con su propio rasero y evitan la mejora y el crecimiento.

Sólo los Teseos de hoy, héroes como aquel, serán capaces de eliminar este síndrome nefasto que impide la mejora con el conocimiento.

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