Tribuna

José manuel macarro

Historiador

Unos jóvenes reaccionarios

Han pasado muchos años ya para que quienes identifican la bandera de España con el franquismo hayan tenido tiempo de crecer y abandonar la infancia política

Unos jóvenes reaccionarios Unos jóvenes reaccionarios

Unos jóvenes reaccionarios / rosell

Escribió Raymond Aron que el brillante escritor militar Sir Basil Liddlell Hart compartía con Lord Keynes una convicción que el destino póstumo de Marx ha confirmado de manera contraria: "La influencia de las ideas sobre el curso de la historia. Según el más ilustre de los economistas del siglo XX, los gobernantes y los hombres de negocios aplican las doctrinas aprendidas de sus profesores veinte años antes". Así Sir Basil, al referirse a todo lo concerniente a la organización militar, apostilló que "la influencia del pensamiento sobre el pensamiento es, en la historia, el factor más importante".

Viene esto a cuento porque acabo de oír que significados miembros de Podemos, tales como Echenique, Noelia Vera y, en Andalucía, Pablo Pérez, con letra única y coro a tres voces, han afirmado que la imponente e impresionante manifestación de Barcelona del domingo día 8 les retrotraía a la "peor época de nuestro país", pues estuvo llena de simbología, saludos y cánticos fascistas, amén de haber sido convocada por Vox, Falange Española y la extrema derecha. Obviamente, nada les ha importado que diversos medios hayan desmontado la manipulación de las imágenes que pretendían, mediante la falsedad, dinamitar el éxito y el impacto emocional que la manifestación ha causado en España; ni que nadie supiera nada de tan ignotos convocantes. Y no podía importarles porque, de lo que se trata con esas declaraciones es de suprimir una realidad odiada por los podemitas, la realidad de España como comunidad política, la que el domingo día 8 en Barcelona se afirmó con inusitada fuerza. Eso es algo que los líderes de Podemos no pueden aceptar, porque como ha declarado Iglesias, para la izquierda la identidad de España se perdió una vez concluida la Guerra Civil.

Entonces, en el momento en que España rebrota con fuerza, como ellos se basan en negar su existencia como sujeto constituyente, su mera afirmación deviene en cataclismo para esos jóvenes podemitas, que con su recuerdo permanente de una guerra falseada por sus mitos, han pasado a ser hijos de una derrota eterna. Necesitan matar a España, pues mientras ésta exista como sujeto político, sus proyectos revolucionarios basados, en el caso que tratamos, en la afirmación constituyente de nuevas naciones hispanas que enfrenten a la española, puede quedarse sin suelo en que apoyarse. De aquí los ataques a la Constitución y al que denominan con desprecio régimen del 78. Ataques necesarios para menoscabar el sujeto del que manan ambos, el pueblo español en su conjunto, depositario de la soberanía. Para hacerlo, si una muestra de patriotismo español y constitucional alcanza la dimensión de la de Barcelona, necesitan identificarlo con la extrema derecha a empujones, violando la realidad. Como máximo, algunos menos obtusos -pero no por ello clarividentes- procuran comparar en un plano de igualdad unas escuálidas manifestaciones de personas vestidas de blanco, que hacían gala de no llevar bandera alguna y pregonaban el diálogo fuera de la ley con los secesionistas, con las multitudinarias que enarbolaron la bandera rojigualda y defendían el Estado de Derecho. Una bandera que es desde hace 39 años la constitucional y democrática que nos dimos los españoles. Muchos años ya, suficientes para que quienes la siguen identificando con el franquismo hayan tenido tiempo de crecer y abandonar de una vez la infancia política.

Aron, Sir Basil y Keynes tienen razón. Estos jóvenes de Podemos están en política armados con las doctrinas que aprendieron en sus años universitarios, posiblemente guiados por muchos profesores inmersos en el pensamiento juvenil del 68, contestatario, rebelde y carente de metas concretas, más allá de denunciar todo lo existente, y que en España se adobó con la resistencia a un nacionalismo españolista alicorto y pedestre. De aquí que en una España abierta y democrática necesitan negarla, a ella, a sus símbolos y a quienes los enarbolan. Lo necesitan para seguir vivos a costa de la nación democrática y de los millones de personas que, acogidos en ella, han mostrado su orgullo de ser compatriotas. Los miembros de Podemos, al aferrarse a una ideología aprendida hace años en la adolescencia universitaria y continuar viviendo en ella, se han convertido en reliquias del pasado, y están pasando a ser, sin darse cuenta, unos jóvenes reaccionarios.

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