Tribuna

pilar lacasta

Periodista y empresaria. Vicepresidenta de MásMujeres

Manumisión para escalar la roca

Hombres del mundo que tenéis hijas y os importan sus derechos, os necesitamos. Hombres del mundo que habéis nacido de una mujer: queremos justicia

Manumisión para escalar la roca Manumisión para escalar la roca

Manumisión para escalar la roca / rosell

Crear una asociación de mujeres en pleno siglo XXI, a mediados de 2016, sonaba a idea absurda para cualquiera al que se lo comentases en esos días. Algo parecido a escalar una enorme pared rocosa, con el objetivo de llegar a la cima y descubrir qué se divisa desde la cumbre, a estas alturas ¿es necesario? Parece que si, que a estas alturas, hay que aclarar y elegir entre femenino, feminismo; palabras convertidas y/o usadas de forma despectiva. Por eso creamos MásMujeres.

El papel de la mujer en la sociedad es cada vez más relevante aunque, ese feminismo -"doctrina y movimiento social que pide para la mujer el reconocimiento de unas capacidades y unos derechos que tradicionalmente han estado reservados para los hombres"- sigue siendo nuestra asignatura pendiente desde hace muchos siglos y, en estos días, quizá, la palabra feminismo debe tomar mucha más relevancia, significación y transcendencia de lo que ha tenido en estos últimos 50 años. Necesita ser entendida, necesitamos reforzar sus principios, los valores por los que hemos venido luchando hasta este momento. Ser mujer y enfrentarse a la vida es todo un desafío en la mayoría de ocasiones. Un momento de reto a ultranza en el que las mujeres vivimos, teniendo que evidenciar nuestra capacidad y competencia, demostrar el talento (un esfuerzo vano en más de muchos momentos), por encima de la cabida de un hombre, escalando posiciones imposibles, escuchando comentarios que nos degradan y nos humillan en una época en la que todo ello debería haber desaparecido. Muchas generaciones en las que la educación ha debido ser efectiva. Y ahí radica el conflicto y la intransigencia: en la educación. Familias en las que sólo han nacido hijas que deben de importar y por las que se debe perseverar. Mujeres de esas generaciones que no defienden los derechos ni las oportunidades. Profesiones que siguen siendo femeninas. Trabajos que no permiten conciliar la vida laboral y familiar, etc. Son muchas las que por otro lado consiguen abrirse camino. Comparten su tiempo y su espacio para acompañar a otras en la escalada hacia la igualdad. Mujeres que alzan la voz en el mundo para contar vejaciones, humillaciones, el esfuerzo por defender nuestro espacio, nuestra misión o la vocación. Se están escuchando las primeras voces: denunciar el acoso, la degradación o la vejación, para tener voz y ser escuchadas. Y creídas. Sin confundir los gestos y la galantería que es un signo de educación para todos los sexos. Mujeres que son heroínas, estrellas de un Olimpo que parece de ficción, mujeres que observan desde su butaca la vida de otras mientras callan. No es sólo cumplir con la ley, es una cuestión de merecer la oportunidad, sin la necesidad de cubrir cuotas de igualdad. ¿A los políticos les interesa el pacto de Estado contra la violencia machista? ¿No hay prioridad? ¿Las muertes no traspasan la coraza de un político, de una mujer dedicada a la política? ¿En serio?

Voces que se movilizan por temas con menos trascendencia, imágenes y anécdotas triviales, virales en minutos; opiniones en redes sociales convertidas en tendencias para mal en muchas ocasiones. Respeto y tolerancia invisibles.

Mujeres violadas en pleno siglo XXI. Nos duelen las injusticias de otros lugares del mundo por la cultura hacia la mujer y ¿estamos ciegos hacia la que ocurre a nuestro alrededor? Identificarse con ellas. No basta sólo con colocar un letrero con el teléfono de atención a las víctimas de malos tratos, hay que reflexionar ante como opinamos y enjuiciamos. Docendo discimus.

Sentirte como una botella de gaseosa que el mundo no deja de agitar. Errar es humano, pero perseverar es diabólico. Que las mujeres nos demos cuenta de que hay mujeres denigradas, que aunque parezca que queremos cosas distintas, en el fondo todas queremos lo mismo. Unirnos para formar un grupo en el que todas nos entendamos. Somos mujeres reales. Unas intimidan, otras son invisibles. Unas callan, otras hablan. Unas lloran, otras sirven de florero para mantener la tradición.

Hombres del mundo que tenéis hijas y os importan sus derechos, os necesitamos. Hombres del mundo que habéis nacido de una mujer: queremos justicia. No dejes que seamos unas incomprendidas, lo intentamos con todas nuestras fuerzas. No se trata de la profesión elegida, si no del oficio a desempeñar. Pensémoslo. Y por supuesto, cada uno y su circunstancia. En plural. Sí, esto es todo lo que hay. Mujeres, escalemos juntas la roca. Pari passu.

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