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Subir salarios y productividad, el reto de España

Todos tenemos que ser conscientes de la vinculación entre salarios y productividad, empezando por la Junta de Andalucía

Tras semanas de noticias en las que la discordia era la nota predominante, el pasado martes asistimos a la firma de un acuerdo entre Gobierno, empresarios y sindicatos, según el cual se prevé subir un 30% el salario mínimo interprofesional (SMI) entre 2016 y 2020. Tras la devastadora crisis económica de 2008, a nadie se le escapaba que el aumento de la competitividad y, por tanto, de la llegada de la recuperación, vino gracias a ese proceso que se ha denominado como "devaluación interna". Es decir, al no contar ya el Estado con la soberanía monetaria, lo que antaño le permitía jugar con la reducción del valor de la moneda para estimular las exportaciones y, con ello, el crecimiento de las empresas, se optó por una rebaja del valor de la mano de obra, lo que abarató nuestros productos, haciéndolos más interesantes para el mercado. Sin embargo, cuando ya llevamos varios años experimentando una cierta y evidente recuperación económica, muchas eran las voces que pedían que se acometiese una recuperación de los salarios que, entre otras muchas cosas, traería consigo la animación del consumo interno y, por tanto, de la economía.

El acuerdo al que se ha llegado ahora es un paso en esa dirección, pero limitado. Por lo pronto, se sube sólo el SMI, algo que afectará sólo a un reducidísimo número de trabajadores, ya que la mayoría cobra una cantidad más elevada que se fija por la negociación colectiva o la individual. Pero es cierto que esta subida marcará una tendencia y tendrá consecuencias en los próximos tiempos.

El Gobierno, además, ha tenido el acierto de vincular la subida del SMI al aumento del PIB un 2,5% y a que se generen 450.000 empleos por año, un objetivo ajustado pero más que posible. Es decir, el Ejecutivo une la subida salarial a la productividad, una de las grandes asignaturas pendientes de la economía española. No podría ser de otra manera. Más allá de los discursos fáciles, España no podría aguantar una subida generalizada de salarios si no va de la mano de un aumento considerable de la productividad media de los trabajadores. Afirmar lo contrario sería caer en una demagogia que nos volvería a acercar al precipicio económico.

Todos tenemos que ser muy conscientes de esta vinculación salario-productividad. Empezando por administraciones como la Junta de Andalucía, cuya reciente decisión de mantener para sus funcionarios una jornada de facto de 35 horas -pese a la sentencia del Tribunal Constitucional en contra- no ayuda al mejor equilibrio de nuestra economía.

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