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Grietas en el bloque independentista

La campaña electoral está dejando claro que la unidad dentro del bloque independentista es ya imposible

Pese a que el procés ha dado una cierta imagen de unidad férrea al bloque de los independentistas catalanes, que une de una manera un tanto contradictoria desde liberales canónicos hasta extremistas de izquierda, no han faltado las voces que desde hace mucho tiempo vienen señalando que esta supuesta cohesión es falsa y que tras ella se esconde una solapada y dura lucha por ver quién se convierte en el partido hegemónico catalanista, en el heredero del trono de Jordi Pujol. De esta manera, los dos partidos que alimentaron Junts pel Sí (ERC y PDeCAT, la izquierda y la derecha) han mantenido un sordo pulso no siempre explícito y muchas de las decisiones sobre el procés (y por tanto sobre la estabilidad de toda España) se han tomado más pensando en esta pugna partidaria que en la posible independencia de Cataluña, un extremo que muchos nacionalistas saben completamente imposible.

Bien es conocido por todos que el principal motivo que hizo al ex presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, retirar en el último minuto el decreto que ya tenía redactado para convocar unas elecciones autonómicas en el marco de legislación vigente -pese que así lo había negociado con el Estado español gracias a la mediación del lehendakari, Íñigo Urkullu- fue el hecho de ver cómo desde algunos sectores de ERC y la CUP se le empezaba a señalar como un "traidor" a la causa catalana. Es decir, que iba a salir definitivamente de esta dura pugna por convertirse en la formación de referencia del nacionalismo. Esta marcha atrás provocó finalmente la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la intervención del autogobierno catalán.

La campaña electoral está dejando claro que la unidad dentro del bloque independentista es ya imposible. Pese a que el discurso oficial de todos los soberanistas habla de un presidente en el exilio y de un golpe del Estado contra el autogobierno catalán, lo cierto es que en la realidad han sido incapaces de formar una candidatura única alrededor de un Puigdemont que cada día que pasa es más caricaturesco. ERC ya ha empezado a darse cuenta de que ellos van a ganar esta batalla por la hegemonía en el bando independentista y, si los resultados del jueves certifican la ventaja que le dan las encuestas, no tardará de quitarse de en medio a Puigdemont y a sus colaboradores. Al final, no se trata de la patria catalana, sino simplemente de ver quién se hace con el poder.

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