Gastar 100 millones de euros de dinero público en un estadio de fútbol de una entidad privada (por si fuera poco, propiedad de personas ajenas a la ciudad) es una locura. Vale, alguna de las fases fueron financiadas por la Zona Franca y hoy sirven para alojar a organismos públicos. Cuando se fue a construir la tribuna, 40 millones, se dijo que no iba a costar ni un euro a los gaditanos. Todavía no se ha recuperado ni un solo euro y quienes dijeron aquellas mentiras no han dado la menor explicación ni han pedido perdón. La gente en Cádiz traga con todo y encima nadie se atreve a decir que el rey va desnudo porque al final es como criticar a la afición del Cádiz y eso puede granjear el odio de una parte importante de la peña. Pero es así: dinero público para fines privados, para una empresa privada y para el ocio particular de una parte pequeña de los gaditanos.

Ni Podemos, tan dados a la grandilocuencia cuando hablan de dinero público, se han atrevido a hablar, quizás porque los Ceaucescu que dirigen sus destinos(y los nuestros) son usuarios de la instalación en el Fondo Sur, como ellos mismos se encargan de pregonar, menores incluidos, cada vez que pueden. El enorme palco del Cádiz, pagado también con dinero público, es el colaero para los amigotes de la dirigencia cadista y de los concejales con sus colegas , sobrinos y cuñaos . Se cierne un manto de silencio sobre el despilfarro llevado a cabo para construir este mamotreto que sirve de contraste con otros estadios de reciente construcción en toda Europa tanto por la financiación como por la estructura.

El último asidero para justificar el despilfarro de dinero público llevado a cabo por el PP, como digo con el silencio de la oposición, es el ingreso posible por la venta de un local destinado a hotel que ninguna cadena parece querer o por su precio (9,8 millones) o por su ubicación.

Ni antes con el PP ni ahora con Podemos se consigue colocar el famoso hotel, aunque se nos anuncian más de 10 proyectos hoteleros por toda la ciudad. El concejal de Hacienda, David Navarro, lo achaca a una mano negra, pero no da detalles de a quien pertenece esa mano: ¿será que el PP convence a empresas privadas para que no inviertan en Cádiz con la máxima maoísta popularizada a su manera por Rajoy de "cuanto peor, mejor"?¿Será el PSOE que quiere dejar de ser muleta de Podemos para ser, al menos, alternativa de gobierno? Solo cabe especular. Las conspiraciones judeomasónicas siempre han dado mucho juego en España y en Cádiz no vamos a ser menos.

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