La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

Ni vencedores ni vencidos

En lo que a esta u otra enfermedad se refiere no hay vencedores y vencidos, ganadores y perdedores

En el día mundial contra el cáncer quiero sumarme a lo que cada vez más profesionales afirman: se utilizan palabras y comparaciones poco apropiadas e incluso nocivas para referirse a esta enfermedad. Una de ellas es compararla con una guerra que se gana o se pierde. Es habitual leer u oír en los medios lo de "tras una larga y dura batalla… ha sido vencido por la enfermedad…". Como bien ha escrito Miriam Algueró, presidenta de la Asociación de Oncología Interactiva, tras el reciente fallecimiento de una famosa: "En internet se repiten los mismos mensajes: …fue una luchadora, … fue una guerrera, … fue valiente… (…) Pues no señores, no estamos de acuerdo (...). No se trata de ser valientes, ni de luchar, ni de vencer. Porque donde hay valientes, hay cobardes, donde hay vencedores, hay vencidos, y donde alguien lucha, alguien pierde". Escribí hace años, adelantándome por puro sentido común a los psicólogos y médicos, algo parecido cuando murió una famosísima y los medios titularon que había perdido su batalla.

En lo que a la enfermedad se refiere -esta u otra- no hay valientes, vencedores y luchadores por un lado, y cobardes, vencidos y perdedores por otro. Este lenguaje bélico es groseramente inapropiado y simplista. Y llama la atención que nunca se emplee en el caso de otras enfermedades e incluso de una que causa más fallecimientos que el cáncer. Hay un popular y mediático regusto morboso en esta utilización de la terminología de ganadores y perdedores que solo se da en el caso del cáncer. Y además incluyendo los más detalles del que se padezca. ¿Le interesa a alguien el pormenor de lo que uno se muera? Desgraciadamente sí: a los muchos cotillas morbosos. ¡Qué acierto lo de la aldea global! Porque estas informaciones tienen el tono de las rijosas inquisiciones pueblerinas que se recrean entre suspiros en los detalles de las enfermedades y las muertes.

Esto nos lleva a otro error igualmente extendido y nocivo: utilizar el nombre de esta enfermedad para designar lo más dañino en política o cualquier otra realidad. Se logró, afortunadamente, erradicar del habla común la utilización de las enfermedades o minusvalías para insultar o referirse a determinadas situaciones y problemas. Pero se sigue utilizando el cáncer para designar lo peor; lo que convierte en dignos de compasión o apestados a quienes lo padecen o lo han padecido. Debería tomar cartas en estos asuntos la Asociación Española Contra el Cáncer.

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