Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

EL ALAMBIQUE

Salvador / González / Mateos

¿Todo vale en Navidad?

LAS personas tenemos la destreza de ser inapelables a la hora de despellejar las carencias o defectos en las vidas o quehaceres de los demás, pero siempre buscamos excusas que justifiquen nuestras mermas o derrotas. La autocrítica escasea.

Cuánto nos gusta apelar a la mala suerte, los demás, la coyuntura del momento o trágicamente acogernos a lo marcado por el destino. Pero no, todos sin excepción cometemos errores, metemos la pata y y a unos más que a otros nos pierde la soberbia. después están la pereza, las envidias y el orgullo, ese auténtico cáncer en las relaciones entre los humanos. ¿Cuántas amistades no se quedan abortadas por pamplinas?

En estos días de felicitaciones tengo una serie de dudas que me dan vueltas: ¿Sería mejor persona si devolviera el 'feliz navidad', al menos a quienes me lo desean de corazón? ¿No debería hacer un paréntesis en mi agnosticismo practicante y responder en sintonía a los típicos buenos deseos de amigos y conocidos?

Sería fácil, pues ya peco de incoherencia al cantar con ardor y pasión toda suerte de villancicos en cuantas ocasiones se tercien con la familia, compañeros de trabajo o amigotes. ¡Me va la marcha!

Pero lo otro no me sale . Llevo más de 30 años sin devolverle a nadie el tradicional y bien intencionado saludo navideño. Y para colmo, me cuesta devolver el internacionalmente popular saludo 'feliz año'. Soy un inadaptado y un maleducado en tan entrañables fiestas. Y lo siento, mas me quedo frío y cortante ante la avalancha de buenos deseos.

¿Por qué exclusivamente hay que tratar afablemente a los que nos rodean y conviven en nuestros respectivos círculos sociales por Navidad?

A diario echo de menos la falta de esa afectuosidad en las relaciones de la gente. Hay hasta miedo de encariñarse. Pocos quieren responsabilidades y menos complicarse la vida.

Pero hoy sí quiero felicitar, en su día, a unos Santos Inocentes. A los que conozco y a los que nunca conoceré. A los que se mojan muchos días al año intentando hacer felices a los demás y se creen que luchando se pueden mejorar las cosas. A los que se implican.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios