Hoja de ruta

Ignacio Martínez

Los tiempos han cambiado

EN los chistes castizos siempre había un francés, un inglés, un alemán y un español. Los otros estarían más preparados, pero el español, que solía ser el más ordinario y el más bruto, era el más listo. En fin, eran chascarrillos que retrataban nuestro complejo nacional de inferioridad: una época peor que esta. No nos engañemos, aun con la crisis que padecemos, con Franco vivíamos peor.

Pensaba en estas cosas ayer, cuando leía las declaraciones de los militantes de Greenpeace al ser puestos en libertad en Dinamarca. Son una noruega, un suizo, un holandés y un español; cuatro pacifistas ecologistas que han estado tres semanas presos en la cárcel Vestre Faengsel de Copenhague. Ya no somos los más brutos, ni necesitamos decirnos a nosotros mismos que somos los más listos. En los últimos 35 años, España ha instaurado un régimen democrático y ha ingresado en la Unión Europea. Y así, ante la prensa internacional convocada en el Rainbow Warrior, buque insignia de Greenpeace, López de Uralde defendió el derecho democrático de la sociedad civil a celebrar actos de protesta pacíficos, para expresar sus demandas y ambiciones. Y reiteró que volvería a realizar mil veces la protesta en la cumbre del Clima que le condujo a prisión. Un razonamiento recibido por la opinión pública nacional como lo más natural del mundo. Los tiempos han cambiado, sin duda.

Hace un siglo, en este país, un intelectual como Unamuno, que buscaba la esencia del alma española en la tradición y se declaraba profundamente antieuropeo, mantuvo una polémica durante años con Ortega y Gasset, que representaba a los modernos europeístas. Ahora a nadie se le ocurre decir ¡que inventen ellos! Ya estamos en la misma nave que el resto de los europeos. Y este semestre, en el puente de mando, aunque no al mando. La diferencia no es baladí. La presidencia de turno de la Unión Europea otorga a los españoles la facultad de dirigir las tres mil reuniones técnicas, políticas, diplomáticas que se celebrarán en la UE hasta fin de junio. Pero los españoles no pueden llevar la nave a donde quieran.

El prestigioso Financial Times, ha criticado las ambiciones de Zapatero para estos seis meses. Sostiene en un editorial que el programa de trabajo propuesto por la presidencia española es extraordinariamente anodino incluso para los estándares poco exigentes de la mayoría de las presidencias europeas. Quizá tenga razón en el fondo, aunque no en la forma. Si hay algo de lo que peca el programa español no es de anodino, sino de excesivo. La nueva España sin complejos se atreve con la crisis económica, el clima, la energía, la inmigración, la seguridad, la nueva estructura institucional y lo que le echen. Y, sin embargo, con la crisis ya tendríamos bastante faena. No hay que pasarse de listos, a la antigua usanza.

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