Los elogios, la locura de la afición casi siempre se la llevan los jugadores. Los focos son para ellos mientras que la guillotina pasa casi todas las semanas por los banquillos. Ya se sabe aquello de que es más fácil mover a uno que a once. Por todo ello, lo de Marcelino García Toral, entrenador del Racing de Santander, tiene más mérito si cabe. En el partido de Copa frente al Zaragoza, que certificó su pase a los cuartos de final, el estadio entero de los cántabros gritaba el nombre del técnico asturiano, que con pocos años de trayectoria ya se está ganando un hueco entre algún equipo que aspire a algo más que mantenerse.

Desde el famoso "Radomir te quiero" de la hinchada rojiblanca al técnico artífice del doblete, no se daba un caso igual. Con un Racing que estaba hecho para sufrir, lo tiene al final de la primera vuelta en puestos de la Copa de la UEFA y en cuartos de Copa.

Marcelino estuvo a punto de llevar a un grupo de chavales que entonces jugaban en el Sporting de Gijón a Primera División. Se sacó la espina en el Recreativo de Huelva y después en la Liga de las Estrellas supo sacar petróleo.

Marcelino, cuando acababa su contrato con el Sporting, sonó para venir al Cádiz, pero finalmente se lo llevó el Recre. Al contrario que las estrellas, Marcelino huye de los focos, del protagonismo. No da titulares porque simplemente se dedica a trabajar.

Dicen que va a ser el futuro entrenador del Sevilla. Si eso cristaliza, ahí tendrá su oportunidad de oro para demostrar que puede llevar un equipo ganador y curtido en muchas batallas.

Marcelino es la cabeza de una serie de técnicos jóvenes que se están abriendo camino en el mundo del fútbol, como Unai Emery, el técnico del Almería.

Santander sabe que cada éxito de Marcelino es el de su equipo, pero eso también cada vez lo aleja más de Santander. Pero será ley de vida.