Como si Goya volviera a pintar su dramático Duelo a garrotazos. Así estamos. Así se maneja actualmente este país en el que nos damos palos unos a otros cultivando con todo éxito un clima de confrontación social y civil que, de seguir adelante, fracturará los cimientos de una convivencia democrática que hasta ahora, con sus indudables defectos, se disfrutaba de manera pacífica. Nadie debate ahora en este país, porque se prefiere hablar sin escuchar al otro; nadie dialoga, porque se prefiere gritar; nadie propone, porque se prefiere imponer. Y así estamos: enarbolando con hastío banderas casi del mismo color y entrando con ellas al trapo de provocaciones sin sentido. Parte de la sociedad entiende que hay que ir a por ellos como si la guerra estuviera al doblar la esquina de este fin de semana. Y la otra parte cree que en su ilegalidad está la revolución. Acabaremos tirándolo todo por la tapia.