Ala familia de la vivienda incendiada en El Palmar le faltó ese gramito de suerte del que sí gozó el camionero que vivió la semana pasada la caída al mar de su vehículo desde lo alto del Puente Carranza. Vaya usted a saber dónde se hallaba ese gramito de suerte que le salvó la vida a Javier C. Pudo ser el aire acondicionado averiado lo que evitó que muriera ahogado en el interior de su propio vehículo o fue su pericia, su valentía y sus ganas de vivir lo que realmente evitaron su paso al otro lado. En El Palmar faltó ese gramito de fortuna. Fallecieron dos hombres y una pequeña cuyo infortunio le llevó a fallecer el día de su cumpleaños. No les mató el fuego. El humo y el arranque de un padre por intentar salvar a su pequeña les llevaron a la muerte. Algunos le llamarán suerte u otros lo llamaremos Ángel de la Guarda. A Javier le salvó y a los veraneantes de El Palmar, su ausencia, les sesgó la vida.

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