¡Oh, Fabio!

Luis Sánchez-Moliní

lmolini@grupojoly.com

La sombra de Mayta

Podemos ha iniciado su suicidio y no capta ni uno de los votos que el PSOE está dejando en la cuneta de su vía dolorosa

Desconocemos las razones por las que Historia de Mayta es una de las novelas menos conocidas de Mario Vargas Llosa. En esta obra, el escritor nos cuenta la historia del trotskista peruano Alejandro Mayta y de una tragicómica intentona revolucionaria en un pueblo andino a mediados del siglo XX. Sin embargo, más allá del argumento, el libro es una reflexión sobre los males de la extrema izquierda latinoamericana: su constante búsqueda de una imposible pureza ideológica, su patológica tendencia a la escisión, su absoluta desconexión de la realidad política y de las masas a las que dicen representar, su homofobia, etcétera.

Hemos pensado en este libro al enterarnos de las últimas noticias del universo Podemos. La formación morada, que nació como un hábil intento de capitalizar las movilizaciones de indignación ciudadana del 15-M y que, en un principio, rehuía de las etiquetas para presentarse como un partido transversal e interclasista, ha ido mutando poco a poco en una formación claramente adscrita a la extrema izquierda. Ahora, se parece cada vez más a su líder y demiurgo, Pablo Iglesias, quien ya no tiene ningún reparo en mostrarse como lo que nunca dejó de ser: un leninista de la era digital para quien la verdad o la mentira son meros instrumentos con los que conseguir una meta superior, la revolución (o como quiera que se llame eso ahora).

En Podemos siempre han existido personas inteligentes y relativamente centradas, ciudadanos decentes que estaban hartos, y con razón, de los tejemanejes de una oligarquía política, social y económica que estaba desnaturalizando la Constitución y convirtiendo a España en un país cínico y teatral. Sin embargo, este sector moderado (errejonistas) ha sido arrinconado progresivamente por el ala más exaltada (pablistas), como se ha visto claramente en los congresos regionales. El electorado ya lo ha percibido y en la última encuesta del CIS se observa que, aunque Podemos consigue dar el sorpasso a un debilitadísimo PSOE, no logra apenas ninguno de los votos que los socialistas han dejado en la cuneta de su particular vía dolorosa. Poco a poco, Podemos ha iniciado su lento suicidio al renunciar a convertirse en un partido de clases medias con vocación hegemónica (algo que nunca se logra desde el maximalismo y la pureza ideológica) y optar por los viejos resabios radicales. La sombra de Mayta es alargada.

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