Jueves Santo Horarios, itinerarios y recorridos del Jueves Santo y Madrugada en la Semana Santa de Cádiz 2024

Cada vez que un Gobierno, sea del color que sea, presenta su proyecto de Presupuestos Generales del Estado, en Cádiz se echa en falta una sola voz que defienda sus intereses, los de toda la provincia, por encima de los localismos más paletos. Por desgracia, a la clase dirigente ya no se le pasa ni por la imaginación, y así nos va. Cada alcalde de la Bahía se limita a tirar de manual para pedir lo suyo -lo que es legítimo- pero sin pensar a lo grande, como si estuviese reñido lo uno con lo otro. Mientras Cádiz no se presente en Madrid con planes que vertebren desde una estrategia bien planificada, la alta velocidad seguirá en el limbo, la conexión ferroviaria de la Cabezuela será una utopía, la autovía de la costa, un sueño, y el corredor ferroviario para Algeciras, una entelequia. Hasta que estas infraestructuras no se defiendan desde la unidad, con una sola interlocución avalada por toda la provincia, seguirán pasando los lustros y las oportunidades, tanto públicas como privadas. Por el contrario, en los territorios donde se tienen las mentes más despejadas para apostar por objetivos comunes, la inversión es más generosa. No falla.

El Presupuesto de este año vuelve a pasar de puntillas por Cádiz, y en cambio destina al resto de provincias andaluzas jugosas partidas. La diferencia es que en otros territorios todos van a una, y aquí no acabamos de comprender que lo que es bueno para Cádiz o Jerez o Sanlúcar es bueno para el resto. Nunca estamos contentos del todo. El Gobierno, por ejemplo, contempla en Sevilla inversiones como la segunda ronda de circunvalación SE-40 (55 millones de euros), la obra del tercer carril en la autovía a Huelva (7,9 millones) y el desdoble de la A-4 en el tramo de Dos Hermanas a Los Palacios (18,16 millones). En Málaga no se quedan atrás con otros 30 millones para su aeropuerto y su puerto, a la vez que se avanza con el tren a Marbella y el AVE 'barato' a Sevilla. Aquí en Cádiz, ni barato, ni caro: mientras que no acepte que no puede parar en cada municipio de la Bahía -y esto lo entiende un chiquillo- es imposible que el AVE llegue a esta provincia. Y así con todo. Cádiz no sabe muy bien ni lo que quiere. En cambio en Granada, donde lo tienen claro, el esfuerzo inversor sí se centra en la finalización del AVE. Podríamos seguir la comparativa hasta llorar. Pero lo que urge es que Cádiz se pregunte por qué demonios el Gobierno ha ralentizado las obras de Tres Caminos, al tiempo que se olvida del desdoble tan prometido de la N-340. La clase dirigente lo tenía tan asumido que apenas alza la voz y sin convicción.

Y el Ejecutivo no es el único que ningunea a esta provincia, lo mismo ocurre con la Junta, que promete una ciudad de la Justicia a precio de crisis -nada que ver con los palacios de otras provincias- y que acabará por anunciar un oasis sanitario en el último pueblo andaluz antes que inaugurar el hospital regional prometido. A veces da la sensación de que nuestros dirigentes incluso se alegran del fiasco, porque así tienen munición para ejercer la política de la única manera que entienden: el ataque sin piedad al adversario. Llenar con palabrería el discurso para derribar al rival es sencillo. Lo difícil es sacarle partido a los presupuestos de todos.

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