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La firma invitada

Manuel Cárdenas Moreno

La salida de la crisis, sólo por la Izquierda

EL balance del año 2009 nos deja en el recuerdo un mal sabor de boca, un año de fracasos políticos y de falta de respuestas a la clase trabajadora. Durante su transcurso hemos visto, con unos ojos que no se acostumbran a la crisis, cómo muchas de nuestras grandes empresas han ido cerrando, reduciendo plantilla y dejando a millares de gaditanos y gaditanas en las colas del paro.

Cuando se hace política se tiende, a veces -en IU procuramos que así no sea-, al tremendismo en los adjetivos y a dar opiniones que pretenden convertirse en verdades absolutas. Por eso no quiero hablar del año que ha pasado desde el pesimismo y desde la negación, sino contemplarlo con unos ojos que no se acostumbran a ver a los hombres y a las mujeres en la cola del paro, pero que siguen cargados de esperanza por lo que aún pueden hacer, por todo lo que debemos hacer todos los gaditanos y las gaditanas en los años próximos.

Y es difícil hacerlo cuando se contemplan cifras que dicen que cerca de 150.000 personas de esta tierra han perdido su ocupación; cuando se compara y se ve que Cádiz posee una de las cifras de desocupación más altas de Andalucía. De nuevo, como casi siempre, después de tantos esfuerzos realizados, de tanta lucha obrera puesta en marcha, de tantos años viajando en el furgón de cola de una Europa que sirve primero a los intereses de los más poderosos, de los mercaderes, de las transnacionales, y que luego reparte pequeñas porciones entre aquellos que más necesitan de la existencia del Estado, de la solidaridad entre los pueblos, de la dignificación de sus condiciones de vida y de trabajo.

Es difícil sumar un ERE tras otro sabiendo que entre los números que van acumulándose -4.556 personas hasta septiembre y aún faltan por contar los últimos tres meses-, se suman también dramas familiares del presente y se suman además los agujeros que esa destrucción de empleo genera en el débil tejido de la economía gaditana. Un puesto de trabajo que no sólo se pierde para hoy, sino que se pierde para siempre.

Pero para los hombres y para las mujeres de izquierdas, para los compañeros con los que viajo en este proyecto de futuro que se llama Izquierda Unida y para los que sin duda vendrán a sumarse próximamente a él, la crisis del capitalismo y la terrible situación que atravesamos no supone más que un reto para poner en marcha nuestra ideología, y por supuesto no merma ni una sola de nuestras esperanzas. Estamos convencidos de que de esta crisis se sale, y que la salida, por supuesto, está a la izquierda.

Imágenes dolorosas han quedado grabadas en los ojos de cualquier dirigente de Izquierda Unida en Cádiz a lo largo del pasado año: el cierre de Vicasa, la agonía de Delphi, las movilizaciones de los compañeros de Intec-Air. La protesta enérgica de los pescadores de nuestras costas, de los almadraberos que continúan una tradición que se hunde en lo más profundo de la memoria gaditana, y también de los pescadores de nuestros ríos, muy especialmente las movilizaciones de los riacheros, con los que comparto algo más que un lugar de nacimiento. La salida a la calle de nuestros agricultores, de todas las comarcas andaluzas, que elevaron su grito en Madrid, grito que no será silenciado por mucho que se empeñen muchos medios de comunicación. Imágenes que nos causaron dolor, pero que también han hecho que el discurso de la izquierda y el de IU en particular, encuentren reflejo en aquellos en los que hemos intentado reflejarnos siempre. Hoy Izquierda Unida no sólo ha recuperado su discurso, sino que lo ha enriquecido con la valentía de los cientos de miles de trabajadores y trabajadoras con los que ha combatido en la calle.

Y esa complicidad es la que seguirá marcando nuestros discursos a los largo de 2010. Pero no sólo nuestros discursos, también nuestras acciones. Seguiremos con las movilizaciones -cuantas sean necesarias- a lo largo de los próximos meses. Lucharemos por mejorar la situación de cada uno de los trabajadores y trabajadoras afectados por esta crisis, y pediremos la implicación de esos otros que, sin estar afectados por ella, sientan la necesidad de que es más que conveniente un cambio transformador en nuestro modelo productivo y en nuestra sociedad.

Estaremos a pie de tajo en cada conflicto que surja en Cádiz, compartiendo y peleando codo con codo con aquellos que requieran la presencia de sus políticos. Seguiremos combatiendo en las instituciones, en los Ayuntamientos sobre todo, porque son éstos quienes conocen los problemas del ciudadano de manera directa, y deben ser también los que tengan recursos suficientes para paliar las situaciones, a veces agónicas, con los que se enfrentan a diario. Estaremos junto a los profesionales de la salud y de la educación, defendiendo una gestión pública y de calidad de aquellas parcelas de nuestra vida que nunca debieron flirtear con la privatización. Estaremos, como hemos estado el pasado año, como hemos estado siempre. No sólo en los discursos, también en las acciones.

El compañero Rafael Alberti, a quien hemos homenajeado hace apenas dos meses en el décimo aniversario de su desaparición, escribió: ¡Qué dolor de papeles que ha de barrer el viento, qué tristeza de tinta que ha de borrar el agua! Es ahora el tiempo de la calle, de la palabra y del acto y no el de los discursos grandilocuentes. Estoy seguro de que IU, a través de ese enorme patrimonio que posee, el de su militancia, le será útil como proyecto a todos y a todas los que requieran honestidad en los actos e intensidad en el trabajo.

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