DE POCO UN TODO

Enrique / García-Máiquez

El 'rubalcabóse' del 'empesóese'

EL discurso de Rubalcaba ha reanimado a todo el espectro de la izquierda, desde los afiliados a los afines, que vagaban como alma en pena y que celebran ahora que hay partido, queriendo que se entienda que van a por las elecciones, aunque celebrando en realidad que el Partido vaya a sobrevivir a la debacle. En la derecha, la aparición de Rubalcaba produce terror.

No me explico ni lo uno ni lo otro. El único interés de la transformación del ministro en candidato era, en principio, el de un espectáculo de contorsionismo. Había dejado la abultada cartera de vicepresidente-ministro-portavoz en la puerta y tenía que dar -¡alehop!- una vuelta de campana, y sacarse de la chistera a sí mismo con un programa alternativo bajo el otro brazo, sin que se viese el truco de por qué no lo había aplicado cuando mandaba más que nadie. Prometió, por ejemplo, un impuesto sobre el Patrimonio… cuando en el Parlamento hace menos de un mes había votado en contra. Volteretas y prestidigitaciones.

Sin embargo, ha despertado esperanzas y temores en unos y en otros, respectivamente. ¡Hasta qué punto el espacio ideológico se ha dejado aquí en manos de la izquierda! Basta que alguien haga dos piruetas retóricas de izquierdismo inaplicable e inaplicado para que la gente se quede pasmada y aplauda. Esto es el rubalcabóse del empeseose, que habría suspirado Mafalda.

Ha prometido el hombre que no va a cambiar ni una sola ley educativa, y no me extraña, pues las puso él mismo y para él no han sido un fracaso escolar ni mucho menos. Todo parece indicar -véanse los vídeos promocionales y las invitaciones- que su campaña se va a limitar a un baile de iniciales: la P punto, primero, y ahora la recolección de palabras que comienzan con R de Rubalcaba (que lo mismo es de Rajoy, por cierto). Es un S. o S. (un símbolo o un síntoma): Rubalcaba sólo cuenta con el poder encantatorio de las siglas, si no ya con las de su partido, con cualquier otra: A., P. o R., como antes fue con ZP. Tienen una inquietante querencia al abecedario, que más curiosamente aún les funciona.

Esta vez, ¿dará resultado (que también empieza por R)? No lo sé, y no importa tanto como el hecho alucinante de que podamos estar haciéndonos la pregunta con cinco millones de parados, con los mercados tiritando, con el papel protagonista de Rubalcaba en el GP (Gobierno Zapatero), con su papel protagonista de nuevo (esto es, de viejo) en aquellos últimos gobiernos descompuestos de González y todo lo demás. Rajoy está tardando mucho -como era de esperar- en prometer que su primera medida será revisar todas las leyes educativas de la A a la Z.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios