SI hay algo que agradecerle al Cádiz de esta temporada es que siga con la sana intención de ilusionarnos con cotas mayores que la simple permanencia. Si siendo tan inconstante está a ocho puntos de los de arriba ya me gustaría ver dónde estaría con un poco más de puntería, ambición o experiencia. La combinación de esos tres elementos nos ha privado de estar ahora soñando con la liga de las estrellas. Pero como tiempo hay, ganas también y mimbres parece que también (aunque sea a ratos), pues a seguir soñando se ha dicho.

La primera oveja que tenemos que contar para empezar a coger ese sueño es la del Córdoba. Particularmente es un equipo que me cae bien. Será por su sana afición, por la ciudad o por la inmensa afición a nuestro carnaval que tienen los cordobeses. Sin ir más lejos, un servidor ha tenido este año el honor de pregonar el Carnaval de la ciudad de los califas. Por todo ello le deseo al Córdoba lo mejor, pero a partir de mañana. Hoy el Cádiz debe sacar tajada de un estadio cuyos inquilinos no andan muy finos esta temporada.

Curiosamente llevan una trayectoria similar a la nuestra; son capaces de lo mejor en un partido para pasar a hacerle un homenaje al Duphalax más laxante en el siguiente encuentro. Esperemos que hoy tengan el día tonto y podamos (o sepamos) aprovecharlo. Ojalá se nos dé como la última vez que nos enfrentamos en Segunda, con un 0-2 marcados por Dani Navarrete y De Gomar, con un estadio repleto de cadistas. Una de esas mareas amarillas que seguro se puede repetir hoy. Aquel día el Cádiz jugó de rojo y espero que hoy no saquemos esa tercera equipación recién presentada, que me parece más hortera que un cochino con un diente de oro. Las cosas del marketing.

Espero que ganemos, aunque ya hay quien lo duda, pues rula por ahí una especie de leyenda urbana que dice que Canal Sur le trae sangangui al Cádiz. Puede ser que con sus cámaras de por medio se haya perdido algún partido pero de ahí al gafe media un abismo. No creo ni en gafes ni en amuletos. ¿Se acuerdan ustedes del tren del gol? Si cada vez que pasaba un tren junto a Carranza se hubiera marcado un gol seguro que Irigoyen, con su poder de convicción, hubiera convencido a RENFE para aumentar a diez los trenes de cercanías en horario de partidos del Cádiz.

Aun habiendo televisión de por medio, este partido es de lo que da gusto ver en vivo. Viajar a Córdoba por la mañana, degustar un salmorejo y un par de flamenquines, con su correspondiente cervecita, y luego al estadio es un lujo que me hubiera gustado pegarme. Por desgracia no podré realizarlo. Por mis compromisos carnavalescos paro menos en casa que El Fugitivo, pero la santa radio hace milagros. Espero que si la tele trae ruina la radio no haga lo propio y podamos disfrutar de una victoria. Confieso que un triunfo en la ciudad de la Mezquita mezquitaría el pesimismo y me auto convencería de que todavía no hay nada dicho en esta Liga. ¿O son ustedes capaces de ponerle nombre al tercero en discordia por el ascenso? Yo desde luego que no.