E LLA lo ha querido. El próximo 24 de junio, sábado, puede darse en Cádiz una conjunción universal, una conjunción de planetas para esos gaditanos, ungidos por Hércules (sin leones esta vez) que sienten igual pasión por el amarillo de la camiseta del Cádiz, el dorado estofado de los pasos de Semana Santa y el soleado canto de los pasodobles. Que desgraciaito soy que a mi el único amarillo que me pone, es el del cazón con chícharos.

Tengo cada día más la impresión de que Cádiz va camino de convertirse en Ciudad Santa, como Jerusalén, pero con empanadas de Hidalgo. Cada vez se producen más milagros. Al habitual de todos los años cuando sale el Rocío de la ciudad, que se multiplican las tapas de ensaladilla en la plaza de San Juan de Dios (otro milagro en amarillo), se ha unido este año el abrazo de la medalla para la Virgen del Rosario llevado a cabo por el alcalde José María González.

Mientras tanto, en otro hecho milagroso, un grupo de ciudadanos piden también el reconocimiento para un dios que tiene los pelos de spaguetis. No me parece correcto, porque para ponerle la medalla de Cádi Cádi lo que debía de llevar como pelo serían unas buenas babetas o, en todo caso, fideos gordos, que también son buenos para las caballas en amarillo, pero los spaguettis son más del Mamma Mía.

Yo opino que el día 24 lo que se debe hacer no es suspender ninguno de los actos. Lo suyo es que el Cádiz ascienda y que la procesión mariana luzca al atardecer. Lo ideal sería que una representación de los cofrades, presidida evidentemente por el gran Martín José de Cádiz vaya al estadio y se coloquen en el palco de honor con los estandartes que serían izados cada vez que el Cádiz encuentre el camino del gol. Después el autobús descapotable con los jugadores se podría poner al final de la procesión magna, eso sí, siendo portado a hombros y a paso de lluvia, como gusta en el neomovimiento capillí. Hay que tener cuidado con los tiempos, que los cofrades son mucho de reloj, como los árbitros.

Creo que da tiempo todavía a que Manolo Santander componga una versión sinfónica del himno oficioso del Cádiz para que pueda ser tocado por una banda de cornetas y tambores en el desfile por las calles. Ya me lo estoy imaginando, El Cádiz en primera y el Cádiz mariano juntos. Es que no me parece verdad…tanta felicidad junta en una noche de verano…y además con un gobierno de Podemos…Cádiz ciudad santa, ya. Ella lo ha querido.

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