Sabemos que Cádiz es diferente. También sabemos que Cádiz es la provincia de España con mayor tasa de paro y que la capital languidece. Conclusión: si Cádiz es diferente y está tan mal, significa que esa diferencia es negativa. Porque, si fuera buena, estaríamos de p.m. Hasta ahí se entiende, ¿verdad? Algo se hace mal cuando no funciona bien. Pero seguimos insistiendo en los errores. Por ejemplo, se habla de la integración del puerto de Cádiz en la ciudad, se organiza una mesa redonda y todos a poner pegas, incluso los empresarios emprendedores. Justo cuando venía Jiménez Barrios para firmar y que la Junta se suba a ese carro.

¿Se anuncia un nuevo mercado gastronómico en la plaza de Sevilla? Vamos a poner pegas para ahuyentarlos. ¿Se anuncia un nuevo hotel de Barceló en la estación de Renfe? Vamos a poner pegas, antes de conocer el proyecto, a ver si los espantamos. En consecuencia, si vamos a integrar por fin el puerto en la ciudad de Cádiz, ¿qué hacemos? Unas peguitas. Decir que eso es peligroso, que se pueden perder cientos de puestos de trabajo, que antes el puerto iba mal, pero que ahora va de maravilla, y así.

Se olvidan algunos detalles que son importantes. Por ejemplo, que esto no es por casualidad, ni por una ocurrencia del presidente de la Autoridad Portuaria, José Luis Blanco, que se ha pasado al enemigo. Sucede que está en marcha una ampliación del Puerto de Cádiz, con la nueva terminal, que también levantó polémica y fue calificada de faraónica. El nuevo puente también era faraónico. Tras diversas gestiones, sin mediar Tutankamón, se ha conseguido que la Unión Europea diera luz verde, con una inversión estimada en 120 millones de euros. Servirán para mejorar algo, se supone.

Ahora se le ofrece a la ciudad de Cádiz la oportunidad de redistribuir los espacios portuarios, que no es lo mismo que convertir el puerto en un parque de ocio. Por el contrario, sí es lo mismo que hicieron en Barcelona, en Alicante, o en Málaga cuando reformaron sus puertos. Y eso ha permitido un aprovechamiento diferente, con positivas consecuencias para esas ciudades. Dándose la circunstancia de que el muelle gaditano está justamente en el mismísimo casco antiguo de la ciudad. Por lo que se trata de una intención muy coherente.

Otra cosa es que acierten con el proyecto, pues la mentalidad local es confusa. Pero deberíamos apostar porque Cádiz no sea tan diferente, para evitar que siga igual. No hacer nada es lo más cómodo. Y así es difícil que mejore esta ciudad tan pintoresca.