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Opinión

Magdalena / Álvarez / Ministra De Fomento

Un puente hacia el siglo XXI

Cuando el puente de La Pepa entre en servicio en septiembre de 2010, se habrá cumplido una de las mayores aspiraciones de los gaditanos: contar con una gran vía de acceso que conecte la capital con la Bahía y que dé respuesta a las necesidades históricas que Cádiz tiene en materia de comunicaciones.

El puente de La Pepa supondrá un antes y un después para la vida de la capital y de toda la Bahía. Acercará a personas y mejorará su calidad de vida; cohesionará territorialmente una parte fundamental de la provincia de Cádiz; será un impulso para el desarrollo y la competitividad de la economía gaditana; y, dadas sus dimensiones, se convertirá en el hito que simbolice la entrada definitiva de Cádiz en el siglo XXI.

La magnitud y el diseño de esta obra de ingeniería será, además, un motivo de orgullo para Andalucía y para el conjunto de España. Desde su puesta en servicio, La Pepa se convertirá en el puente más alto de Europa, con una altura de 69 metros. Tendrá una longitud de 3.157 metros, y contará con tres carriles por calzada. Dispondrá además de un tramo móvil con unos tableros levadizos de los más grandes del mundo.

Al llegar al Ministerio de Fomento era consciente de que esta obra debía solucionar problemas del pasado, y también crear las oportunidades económicas adecuadas para el futuro de Cádiz. Para ello, entendí que era necesario mejorar el planteamiento inicial e ir a una obra más ambiciosa. En definitiva, si hemos casi duplicado el presupuesto, pasando de los 150 millones iniciales, a los casi 272,9 definitivos, ha sido para hacer el puente que de verdad se merece la ciudad: un puente de mayores prestaciones que conecte a Cádiz con su propio futuro.

En este sentido, hemos ampliado la longitud del puente en 855 metros (un 37% más) y hemos decidido que tenga un carril más por calzada (antes sólo se preveían 2). Gracias a esa ampliación, por el tercer carril pasará el tranvía, que supone una apuesta por el transporte público no contemplada en el proyecto inicial, en una actuación impulsada por la Junta que se incorporará al futuro puente. Las obras de La Pepa avanzan a buen ritmo: el grado de ejecución alcanza ya el 15%, cumpliendo los plazos previstos.

En reiteradas ocasiones he señalado que detrás de las infraestructuras puede y debe haber ideas. Para quienes nos situamos en una opción de progreso, la función de las infraestructuras es acercar personas, cohesionar territorios y sentar las bases para un desarrollo económico sostenible y capaz de dar oportunidades a todos los ciudadanos. El nuevo puente contribuirá sin duda a todo ello de manera determinante.

Ese mismo impulso hacia la modernidad y el progreso mucho tiene que ver con la Constitución de 1812, La Pepa, cuyo bicentenario celebraremos dentro de cuatro años. Aquel texto no fue sino un puente político que acercó a los españoles entre sí en un proyecto de convivencia democrática. Y Cádiz fue el escenario donde se fraguó aquel espíritu de concordia. De esta manera, con la puesta en servicio del puente de La Pepa en 2010, y la llegada del AVE en 2012 a la ciudad, mirando al futuro, el Gobierno pretende rendir el mejor homenaje a Cádiz y a La Pepa, embrión de nuestro actual sistema democrático y del régimen de libertades que hoy disfrutamos y del que debemos sentirnos plenamente orgullosos.

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