Palabra en el tiempo

Alejandro V. García

Dos preguntas

LA oscuridad semántica y sintáctica de las preguntas de los referéndums es siempre proporcional al desorden intelectual de quien las promueve. Es una ley básica que debería constar en los manuales de ciencia política y en las normas de gramática aplicada. Ocurre también en periodismo: un titular enigmático es casi siempre resultado de la ambigüedad conceptual de quien escribe, de lo que se deduce una segunda ley aún más elemental pero no siempre respetada: es imposible explicar al lector una noticia que el redactor no ha entendido.

Las dos preguntas que Ibarretxe ha incluido en la papeleta de su referéndum, y que el jueves entregó a la Cámara vasca desoyendo la advertencia de inconstitucionalidad, cumplen con exactitud esta ley universal sobre la imprecisión del sufragio. Sintaxis oscura y conceptos retorcidos y ambiguos. No es una excepción. Gran parte de la confusión que rodea los conflictos sociales es fruto de una deliberada penumbra conceptual. En el caso del referéndum de Ibarretxe la sorpresa es, además de cualitativa, cuantitativa. ¿Un referéndum con dos preguntas? Sí, con dos preguntas. Otro indicio de desorientación, de vileza o de mala conciencia.

La primera. "¿Está usted de acuerdo en apoyar el proceso de final dialogado de la violencia si previamente ETA manifiesta de forma inequívoca su voluntad de poner fin a la misma de una vez para siempre?". ¿Cómo se puede plantear en un referéndum, que requiere siempre una respuesta terminante, una pregunta construida sobre una oración condicional? Lo lógico habría sido solventar la incógnita antes de formular la pregunta, salvo que el mantenimiento del requisito sea la auténtica condición. ¿Y si ETA no manifiesta de forma inequívoca su voluntad, etcétera? ¿En qué queda el referéndum? ¿Qué demonios es "un proceso de final dialogado"? ¿Cómo se prueba una "voluntad inequívoca"?.

Segunda pregunta. "¿Está Usted de acuerdo en que los partidos vascos, sin exclusiones, inicien un proceso de negociación para alcanzar un Acuerdo Democrático sobre el ejercicio del derecho a decidir del Pueblo Vasco, y que dicho acuerdo sea sometido a referéndum antes de que finalice 2010?". Llama la atención el énfasis de las mayúsculas: Usted, Acuerdo Democrático, Pueblo Vasco. Y también la expresión "sin exclusiones". ¿Pueden los partidos no democráticos alcanzar un Acuerdo Democrático? ¿Están incluidos los excluyentes?

Esta tendencia a la escabrosidad lingüística es un fenómeno aún más desconcertante en un país que selecciona a sus empleados y otorga títulos y licencias mediante exámenes con forma de test. ¿Alguien imagina un test con preguntas compuesta en el estilo de Ibarretxe?

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