efecto moleskine

Ana Sofía / Pérez- / Bustamante /

La plegaria del buey

PUES ya está aquí el 2012. Una se siente en cierto modo como en un arca de Noé, un resumen de la jungla humana flotando sobre las procelosas aguas de la crisis. No está terminado el segundo puente, el nuevo parador del parque Genovés no tiene aspecto de ir a convertirse en un hito de la arquitectura con glamour, el Valcárcel sigue tomado por el pueblo (lo que no sé realmente qué quiere decir), la ciudad de la justicia sigue siendo un descampado. Sí. Pero la ciudad está más hermosa que nunca: el espacio frente al mercado central de abastos (donde quedan pascueras que aún no han enajenado), las balaustradas transparentes que acercan el mar por Santa Bárbara y por la plaza de la Estrella, el renovado baluarte de San Roque, la masa vegetal de la avenida Juan Carlos I, la floresta de bares y restaurantes en la calle Plocia, la fuente de luminotecnia china de San Juan de Dios, el parque arqueológico de los cuarteles de Varela (el único permitido a los perros, que son los más devotos del pis antiguo). A partir de ahora podemos sospechar que lo que haya y lo que pase va a depender de nosotros. Estos días me he enterado de la existencia de un libro que se titula 'Plegarias desde el arca', de Carmen Bernos De Gasztold (n. 1919). Un libro para niños. No sé si rezar con el ratón, sintiéndome yo misma: "Sólo te pido un refugio seguro/ y la diaria ración que sacie mi hambre/ a salvo de las garras". O, pensando en Urdangarín y otros chupópteros de su especie, la "Plegaria del gallo": "Soy vuestro servidor.../ Pero la dignidad de mi trabajo/ a veces me obliga a algunas frivolidades./ Nobleza obliga". O, absorta en la belleza de la ciudad, la "Plegaria de la mariposa": "Señor,/ ¿qué estaba diciendo?/ ¡Ah, sí, esta flor, este sol!/ Gracias... ¡Qué hermosa es tu creación!". Pero realmente tengo que rezar con el buey. Porque la gente que quiero se va haciendo muy mayor, porque echo de menos a amigos que ya no podrán brindar nunca más por el paso de los años. Por eso yo rezo la plegaria del buey: "Dios mío, dame tiempo./ Los hombres siempre tienen prisa./ Hazles comprender que no puedo ser tan rápido./ Dame tiempo para comer./ Dame tiempo para caminar./ Dame tiempo para dormir./ Dame tiempo para pensar./ Amén".

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