El Tiempo Un inesperado cambio: del calor a temperaturas bajas y lluvias en pocos días

Columna vertebral

Ana Sofía Pérez Bustamante

El paripé solidario

TENDEMOS a creer, inducidos por la propaganda institucional, que vivimos en un estado del bienestar, pero la realidad es diferente. Dos casos. Unos colegas se enteran de que la madre de un amigo recién fallecido está encerrada en su casa hace días. Es mayor, está enferma y deprimida a raíz de la muerte del hijo. Uno se pone en contacto con el Servicio de Asistencia Social del Ayuntamiento. Es viernes. Pasan de las dos de la tarde. La Asistente Social no volverá hasta el lunes a las 9:00 (tiene reducción de jornada por maternidad y nadie la suple). En dos días y medio un enfermo puede morir. Entonces otro llama al Servicio de Atención al Mayor, que se sorprende: no puede hacer nada más que remitir al Servicio de Asistencia municipal. Allí, vuelta a lo mismo: hay que esperar al lunes, pero si uno está alarmado puede avisar a la policía local. Damos a la poli nuestros datos y los de la señora. Pero ningún vecino ha denunciado nada y lo más probable es que si llaman a su puerta ella no abra. O sea que tampoco puede actuar la policía, que no va a allanar un domicilio sin orden judicial. En resumen, uno puede dejarse morir mientras no moleste al vecindario. Qué curioso, pienso yo, que no se permita practicar la eutanasia a enfermos crónicos, incapacitados para suicidarse, que la piden por caridad, y en cambio se pueda dejar morir a quienes están fuera de la jaula del hospital (o del sistema) sin dar la lata. En otra ocasión fueron unos estudiantes quienes quisieron poner sobre aviso de un padre que parecía maltratar a su hija. El laberinto telefónico para denunciar el hecho fue más intrincado aún. Un policía de zona fue a entrevistar a los estudiantes y les dijo que al final de nada servían iniciativas de terceros si no había una denuncia que partiese del seno familiar (donde las víctimas no saben, temen, se avergüenzan y callan), o si no se pillaba al maltratador "in fraganti" (a ver quién pilla a un psicópata con las manos en la masa). En fin, estamos construyendo redes de ayuda solidaria con organismos y gente (asistentes, policías) muy valiosos. Pero hace falta más personal, más medios, y un marco legal más realista y flexible para que todo esto sea algo más que un paripé.

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