Un palo a la Semana Santa

El Perdón no es una cofradía más de Cádiz. Es una de las más destacables por la valía de sus imágenes y sus pasos

Ha sido un palo a la Semana Santa gaditana. Hemos retrocedido a los viejos tiempos, cuando no salían todas las cofradías. Conste mi respeto a los hermanos y a la Junta de Gobierno de la cofradía del Perdón. Pero la decisión de no salir este año es injustificada e injustificable. Soy de los convencidos de que mantener la hora de salida a las tres de la madrugada era posible. Se trata de una costumbre a la que le tienen apego. Ha faltado capacidad de diálogo y de negociación para alcanzar un acuerdo. Pero, a partir de ahí, es una barbaridad convertir el horario en la cuestión más importante, hasta el punto de renunciar a la estación de penitencia, que sí es lo fundamental.

El Perdón no es una cofradía más de Cádiz. Es una de las más destacables por la valía artística de sus imágenes y de sus pasos. En ese aspecto, es de las mejores. El Crucificado es una de las obras cumbres de Luis Ortega Bru, y cuenta con una notable devoción. Sale en un monumental paso de misterio. El paso de palio es uno de los más completos de esta ciudad. En consecuencia, se trata de una cofradía a la que no se deberían cargar entre unos y otros, ya que el daño que se causa a la Semana Santa es irreparable. Para más curiosidad, el paso de palio no saldrá en la Madrugada, pero se citó entre los posibles participantes para la Magna Mariana. ¿Así entienden las cofradías?

El problema de la Madrugada es uno más, en una Semana Santa a la que han desequilibrado. Existe una clara descompensación. En ello pesa también el traslado de los Servitas al Viernes de Dolores, que ha perjudicado al Viernes Santo. Fue otro error. Por el contrario, el Martes Santo salen cinco cofradías, una de las cuales huyó desde la Madrugada. Es evidente que el Jueves y el Viernes Santo, que son los días festivos y centrales de la Pasión, se han degradado. El conflicto del Perdón lo complica más. Y ya hay que actuar. Porque es necesaria una reforma de la Semana Santa gaditana, donde las cofradías se comporten con generosidad, coherencia y visión de futuro.

No me agrada el recurso fácil de evocar a los que ya han fallecido. Pero pienso, y no me lo callo, que si hubiera estado aquel extraordinario hermano mayor (que todos sabemos quien fue, el gran artífice de esa cofradía) este asunto se hubiera solucionado de un modo más sensato y coherente. Porque ni el Cristo del Perdón ni la Virgen del Rosario se merecen quedarse una madrugada de Viernes Santo encerrados en Santa Cruz, por culpa del orgullo llevado hasta el límite. Es un gravísimo error.

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