Crónica personal

Pilar Cernuda

Los obispos

SUELEN hacer indicaciones a los fieles en tiempos electorales, pero a los obispos les ha faltado, esta vez, el don de la oportunidad. Si pretendían ayudar al PP, han conseguido todo lo contrario, aparte del efecto boomerang del comunicado, que deja en regular posición a una Conferencia Episcopal en la que todo indica que el sector más conservador ha querido influir en las elecciones.

Tras una legislatura en la que ese sector más conservador de la Conferencia Episcopal ha irrumpido en la vida política con un ímpetu hasta ahora desconocido, incluso con convocatoria de manifestaciones para protestar contra determinadas políticas del Gobierno, no han acertado los obispos al pedir a los fieles que a la hora de depositar el voto tengan en cuenta determinados principios de la Iglesia y, sobre todo, que no acepten a quienes han mantenido negociaciones políticas con ETA. No piden el voto para el PP, pero claramente lo piden contra el PSOE, y a buen entendedor pocas palabras bastan.

El PP no necesita ese tipo de apoyos explícitos a seis semanas de unas generales. Los españoles católicos practicantes saben perfectamente cuál es la posición de la Iglesia respecto a determinadas políticas, sin necesidad de que se les recuerde poco antes de acudir a las urnas. Por otra parte, el comunicado de los obispos puede interpretarse como un signo de debilidad de Rajoy, al que los obispos quieren echar una mano en momentos difíciles. Lo que no es cierto. Rajoy no ha movido ninguna ficha para que se produzca ese comunicado; al contrario, es posible incluso que no le haya agradado, entre otras razones porque provoca una nueva polémica que se suma a las muchas que sufre el PP en los últimos días, ninguna de ellas precisamente positiva para el partido y para su estrategia electoral.

La reacción del PSOE y del Gobierno ha sido previsible: no sólo denuncian que el PP instrumentaliza a la Conferencia Episcopal, sino que acusan a los obispos de ser contrarios a la negociación con ETA cuando uno de ellos, monseñor Uriarte, fue mediador entre el Gobierno de Aznar y la cúpula de la banda terrorista. Obvian el Gobierno y el PSOE que el comunicado de los obispos se refiere a negociaciones políticas, que evidentemente no fueron las de Aznar ni las de Felipe González.

Pero hay algo más irritante en el comunicado de los obispos: cargan las tintas contra el Gobierno, aunque sin mencionarlo, por esas negociaciones políticas y, sin embargo, a lo largo de los últimos años, no ha habido un solo pronunciamiento tajante de la conferencia episcopal rechazando la posición de algunos obispos que no han dudado en defender los principios que defiende ETA.

El comunicado ha sido inoportuno, innecesario y nocivo para aquellos a los que supuestamente pretendía ayudar.

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