Qué mejor muestra que el No Sin Música de la semana pasada para demostrar que el puerto de Cádiz lleva mucho tiempo abriéndose a la ciudad sin necesidad de derribar la verja. Han sido varias las grandes regatas que ha acogido el Muelle gaditano y muchos los conciertos multitudinarios, sin olvidar la instalación de las carpas de Carnaval. Todo merece una reflexión y una pensada e incluso una consulta popular si hiciera falta, pero es todo mucho menos complicado y los procesos son mucho más naturales de lo que parece. Los nuevos de usos de las dársenas portuarias, el cambio de mentalidad en el seno de la APBC y la pérdida del miedo por parte de los empresarios marítimos a dejar que la ciudad entre en el Muelle bastan para vislumbrar cuál es el modelo de puerto que tendrá la Bahía a partir de ya mismo. El puerto, mientras que no se ponga en peligro actividad alguna, seguirá abierto a la ciudad.