Gastronomía José Carlos Capel: “Lo que nos une a los españoles es la tortilla de patatas y El Corte Inglés”

La maldición que parece que tiene el barrio de La Viña en todo lo que se refiere a proyectos importantes de desarrollo sigue. Ya ocurrió con Valcárcel que se maldijo por los intereses electorales de los cruzados de la rojigüalda (los del Estado de Derecho… derechos ellos y encorvaos todos los demás) y ahora parece que vamos por el mismo camino con el Castillo de San Sebastián.

Allí se han gastado, según contaba ayer el Diario, más de 20 kilos en ponerlo más o menos mono, pero ahora, una vez arreglado no sabemos qué hacer con él. Si repasamos la lista de grandes proyectos de la ciudad que tenemos empantanados es tremendo: el solar destinado al hospital, los depósitos de Tabacos, Puerto América, la antigua estación de trenes y sus aledaños, la carretera de Astilleros, el aprovechamiento del muelle… Esto no es aquello que se le decía a Carlos Díaz del Museo del Ná… esto es ná de ná.

Parece que las condiciones del edificio, con más humedad que una botella de Lanjarón, no permiten hacer grandes cosas… aunque se podría haber también visto el tema antes de gastarse allí 20 kilos. Pero sabido este detalle y las dificultades de acceso al sitio que no permite llevar a cabo grandes acontecimientos, habría que pensar en soluciones "imaginativas".

Podría ser interesante, a lo mejor, un museo cuyos contenidos no tuvieran gran valor económico. Parece descartable poner allí piezas de gran valor si se van a estropear, pero sí podríamos situar allí réplicas de objetos valiosos que no tengan este problema.

Hemos hablado en muchas ocasiones de aquel Museo del Mar que se convirtió en Ná. Quizás este fuera un buen sitio para ese proyecto, situando allí maquetas de barcos de toda la historia, una cosa vistosa, casi peliculera, pero que al final termina teniendo mucho atractivo para las familias que vienen a la ciudad y que buscan actividades para hacer.

No tenemos que fijarnos siempre en hacer cosas espectaculares. A lo mejor podemos hacer algo vistoso pero que sirva para no tener aquello vacío y atraiga público. En algunas ciudades hay museos de juguetes, de coches, incluso de clicks de Famobil que tienen muchas visitas. Quizás unas instalaciones así, que contuvieran material que se pudiera cambiar si se deteriora por la humedad, podrían ir bien para el sitio. Cualquier cosa menos que el vacío. A ver si termina de una vez la maldición de La Viña… un barrio con vocación de pasodoble.

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