Con la venia

Fernando Santiago

fdosantiago@prensacadiz.org

Más madera

Es rigurosamenste cierto que la virgen es de madera, aunque para muchos tenga un significado muy elevado

Lo que más me impresionó de la película "Rocío", hace 40 años, fue ver a la imagen de la llamada Blanca Paloma desprovista de sus ropajes: era un trozo de madera con las manos y la cara de porcelana. Nunca pensé que podía ser así, aunque comprendí que no era necesario tallar el cuerpo completo ya que siempre se mostraba revestida. La película terminó censurada y su autor se tuvo que ir a Portugal pero al menos desmitificó todo lo relacionado con la peregrinación y las hermandades del Rocío. He recordado este asunto a raíz de las declaraciones de Pablo Iglesias sobre la Virgen del Rosario y la desmedida reacción del prior de los dominicos contra el líder de Podemos. Evidentemente Iglesias pretendía zaherir a los creyentes y con ellos al alcalde de Cádiz que había promovido la concesión de la medalla de la ciudad a esta virgen con el poderoso argumento de que 6.000 gaditanos habían firmado la petición. Al margen de la oportunidad de las palabras y del desprecio hacia los creyentes, es rigurosamente cierto que la virgen es de madera, aunque para muchos tenga un significado muy elevado. Tanto el prior del convento como el consejo de hermandades tienen que comprender que lo que para ellos es sagrado no tiene porqué serlo para muchos otros. Eppur si muove.

Puestos a hablar de madera: hace muchos años en el seno del Partido Comunista se llamaba brazos de madera a la cantidad de militantes que votaban siempre con la dirección del partido, propusiese lo que fuera: la república, la monarquía, la bandera bicolor, la tricolor, la Constitución y su contraria. Siempre con la iglesia, nunca con las sectas. Siempre con el aparato, jamás con la disidencia. Con Carrillo, con Gerardo Iglesias , con Julio Anguita. Eran los brazos de madera los que hacían posible esta situación. Aquel que tenía el valor de disentir era llamado pico de oro por la ortodoxia. Los mismos brazos de madera que permiten a Pablo Iglesias que sus inscritos (¡qué término más burocrático!) hagan siempre lo que él diga. Votarán la cuarta parte de los registrados y le apoyarán diga lo que diga y defienda lo que defienda. Puede que sostenga que el sol gira alrededor de nuestro planeta o que la Tierra es plana: un numeroso grupo de fanatizados epsilones apoyarán lo que diga Iglesias , aunque sea inverosímil. Eso por no hablar de las lenguas de madera, los papagayos afectos al líder que ladran en las televisiones el seguidismo borreguil con el Queridísmo Líder. Toquemos madera.

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