Hay que estar muy ciego para no ver que el Galapagargate ha sido un error en varios frentes. Pero, entre las muchas, no entiendo la contraréplica indignada que se ha hecho a la afirmación de Pablo Iglesias de que las Vírgenes son de madera. Porque, verán, es que son de madera: trozos de madera policromada, de hecho, pinchados en una percha. Somos muchos los que no vemos más que esto cuando procesionan, más allá de la espectacular puesta en escena, y más allá de los refajos y brocados. Entiendo que es uno de esos rasgos de "surnormalidad profunda" que tan bien explica el gran Manu Sánchez, y que no comparto a pesar de ser "surnormal" de nacimiento y de vivir en la Viña -aka, el ónfalos, Hobbiton, la Arcadia feliz (ironizo)-. Son de madera. Maniquís de madera. Y si alguien se siente ofendidito por afirmaciones como esta, me da igual: soy de corcho. Llevo mucho mejor que otros/as las críticas a mi naturaleza porosa.

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