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Calle Ancha

Alberto Ramos / Santana

La limpieza en Cádiz

OCURRIÓ el pasado domingo, uno de junio, a las 9:30 de la mañana. En la calle Sagasta, en el tramo comprendido entre Ancha y Cánovas del Castillo, justo en el centro de la calle, había tirada una gran bolsa de basura llena, una botella vacía de un conocido refresco de cola y otra de detergente. Apareció por la esquina de la calle Ancha una furgoneta del servicio de limpieza, matrícula 6000-CHG, conductor y copiloto uniformados, en la trasera descubierta varias bolsas y útiles para recoger basura. Al llegar a la altura de la bolsa y botellas tiradas en la calle, el conductor intentó una maniobra para esquivar la basura, no lo logró, y una de las ruedas de la furgoneta aplastó la bolsa de basura que quedó desparramada por la calle; la furgoneta no se detuvo, sus ocupantes siguieron conversando animadamente y los desperdicios quedaron expandidos en la calle. Hay testigos.

Todos sabemos que la lucha contra la suciedad en Cádiz es difícil, entre otras razones por la falta de colaboración de muchísimos gaditanos, que, sin ningún sentido de responsabilidad cívica, ensucian las calles y plazas de la ciudad. Basta dar un paseo por cualquier barrio de Cádiz, o por plazas tan céntricas como la plaza de Mina, para ver cómo se arrojan papeles y otros desperdicios al suelo sin ningún pudor. Pero si, además, los propios trabajadores de la empresa de limpieza dan esas muestras de "celo profesional", aviados estamos. Es evidente que hay que exigirle más, mucho más, a la empresa concesionaria, pues las quejas sobre el funcionamiento del servicio son frecuentes. Y quien debe exigir es el gobierno municipal que adjudicó la concesión a la empresa actual.

No hay que olvidar que los ciudadanos de Cádiz llevamos ya una década pagando en el recibo del agua la "supertasa", un recargo, calificado eufemísticamente como transitorio, que no es sino un canon o "precio público" sobre la basura impuesto en 1997, que ha sido declarado ilegal por una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, sentencia recurrida ante el Tribunal Supremo por la Corporación municipal que alegó que la anulación del gravamen "perjudica los intereses municipales" al permitir la devolución del dinero cobrado. Pero el gobierno municipal sigue en sus trece, y además de crear una imagen injusta del precio del agua, que supera así en un 300% el precio de otras ciudades, el ayuntamiento obliga a los gaditanos a pagar doblemente impuestos para una limpieza de la ciudad que no se nota.

Por eso mismo, y sin dejar de denunciar que hay poca colaboración ciudadana, hay que exigir a la empresa concesionaria y a los trabajadores, y sobre todo al ayuntamiento, que el esfuerzo por limpiar la ciudad se perciba, que para eso pagamos, y mucho.

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