Calle real

Enrique / Montiel

98.687 habitantes

Nacen más niños que niñas. En La Isla, en todas partes. Pero al hacer la suma total, las mujeres ganan. Nos morimos antes, los hombres. Ahora en San Fernando se cumple de nuevo esta ley de la demografía: 49.976 mujeres, 48.711 hombres, 1.265 mujeres más. Un total de 98.897 almas, que se decía antes, pero que es un misterio esto, la verdad, porque no se lo cree ni el que hizo la suma final. En ningún sitio. Más que nada porque hay gente que no se censa, no se empadrona. No señor, muchas gracias. No sabe (y si lo sabe no le importa) que si esta ciudad encogida y bicentenaria tuviera 100.000 habitantes, el Estado haría una importante aportación económica extra.

Está la frontera ahí, en la cifra mágica. Lo mismo da 100.001 que 145.312, por poner un ejemplo. O poco más o menos. La frontera está en los cien mil y siempre hemos pensado algunos que La Isla tenía seguro los cien mil, o más. Pero como que no, no se hacen cañaíllas, viven aquí pero siguen empadronados en Cádiz, o en Galdácano. Un poner. Debe ser que no ofrecemos todavía el nivel de atractivo necesario para el blasón de ser cañaílla, para la leyenda de la camiseta, como en Cádiz, "Lo siento, no todo el mundo puede ser cañaílla", aunque sea falso, porque en La Isla, como en Cádiz, como en Bilbao, la gente es o no es de lo que le da la gana (por decirlo en fino).

Franjo Romero ha interpretado los números y nos ha dicho que somos una ciudad joven, que faltan colegios en algunas zonas donde hay una población infantil pujante. Estupendo. Franjo Romero es cada vez más la cara amable y constructiva de este gobierno, miedo me da que se la quieran "partir", porque está duro esto, hay una batalla soterrada (en el andalucismo las batallas son así, y peores) y el enroque de Manuel de Bernardo en su inocencia que nadie ha discutido nunca, pero nunca, es el anticipo de, por la razón esgrimida, volver a presentarse, contra el sentido común y la lógica elemental. Y lo que es más preocupante (para la ciudad y su partido), no dimitir tras aceptar la responsabilidad política que, esta sí, muchos creemos que ha adquirido.

Empezamos el año así, con esta nueva frustración, 98.687 habitantes, no llegamos a los 100.000, porque sí o porque sí. No salen estas cuentas tampoco, faltan 1.265 habitantes en el papel puesto a la firma, este arqueo tampoco ha salido como nos habría gustado, otro año más que habrá que esperar a la llegada a la meta soñada de los 100.000, con lo que ello trae consigo de más ingresos para mejorar los servicios, contener los impuestos, crecer como ciudad, preparar un futuro mejor a la ciudadanía cañaílla, que lleva años y años con el IBEX local chungo. Eso.

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