Su propio afán

enrique / garcía-máiquez

Un guiño generacional

Pablo Iglesias ha regalado a Felipe VI la serie Juego de Tronos. El gesto es un guiño generacional, embellecido con un barniz de sabio profesor alternativo, que asegura que se la regala al rey para que "le dé las claves sobre la crisis política de España". ¡Menos lobos politólogos! En esto tiene razón Juan Carlos Monedero -para no salirnos del círculo- para quien la serie "es a la política lo que una película porno al amor". Dejémonos de rollos teóricos, que lo que aquí importa es el guiño de Pablo. Recuerda a todos, y en especial a los viejunos, la juventud del monarca y, por tanto, el relevo generacional que se está produciendo y del que Iglesias es también protagonista. Con el otro ojo guiña a su electorado, muy fan de la serie.

El rey le ha dicho que no la había visto, y todo el mundo se lo ha creído, olvidando lo bien educado que está el rey. Si cualquiera te regala cualquier cosa, uno se alegra muchísimo, pone cara de sorpresa y asegura que entre sus sueños estaba poseer tan anhelado presente. Yo creo que Felipe VI la ha visto, y con doña Letizia, porque es "abstemia completamente". Lo ha reconocido, antes del brindis tradicional por el rey, en su reciente visita a la Academia de Artillería, excusándose de beber: "Yo soy incapaz. Pero es que ni siquiera entre amigos". Como si los artilleros fuesen unos extraños, ay. Pero corramos un cortesano velo, y volvamos a la exquisita galantería de Felipe VI. Ha visto la serie, deduzco, porque ese rechazo de la reina de España a tan maravilloso producto nuestro sólo puede comprenderse un poco si padeció la escena de la boda del rey Joffrey en Juego de tronos.

Felipe VI podría -al más puro estilo Juego de tronos- contraatacar. Apuntarse a un cambio de tronos o de cromos. ¿Por qué no regalar a Pablo Iglesias la serie Borgen? ¿No ha dicho el redicho susodicho que Podemos aspira (¡ahora!) a la socialdemocracia nórdica? Las peripecias políticas de la danesa Birgitte Nyborg serán, por tanto, de su interés. Sobre todo el capítulo 3 de la tercera temporada, que trata de la formación de un partido emergente y del acarreo y el caos ideológico que se produce. Tanto en Podemos como en Ciudadanos deberían estudiarse a fondo ese capítulo. El rey no tiene que ponerse tan profesoral, sino simplemente anotar, con un guiño, que se lo regala "para que le dé unas claves de cómo salir de la crisis política española". Sería un puntazo.

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