época de medias verdades la actual. Realidades que se disfrazan según convenga y guerra de falacias que se disparan desde las redes sociales, como si fueran naves interestelares, para dominar la galaxia conocida y la que está por descubrir. Ya no importa saber con certeza si lo que nos cuentan es verdad o es mentira; si las cifras que nos invaden son exactas o están infladas; si la imagen que acompaña un comentario tiene que ver con el asunto con el que se relaciona o ha viajado en el tiempo y en el espacio, a la velocidad de la luz, para justificar un argumento o una estrategia acordada. Y se reenvían sin piedad, sobre todo si vienen de nuestra particular y única fuente fiable, para que la falacia recorra la gran nebulosa que enturbia los entendimientos y el lado oscuro gane la cruenta batalla de las palabras y las ideas. Ya sólo nos queda el último consejo: que la posverdad te acompañe.

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