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Cuchillo sin filo

Francisco Correal

Los gemelos de Leipzig

LA víspera de la final, Alemania le ganó a España. Me fui con mis hijas a Madrid, a la ciudad, les contaba como si fuera su abuelo más que su padre, donde fui simultáneamente periodista, estudiante y soldado. La ciudad donde nació mi padre, al que yo encarnaba con mis historias de abuelo Cebolleta; la ciudad donde mi madre viajó hace muchos años con mi hermano Blas, que era un niño, para remendar una mala operación de amígdalas y aprovecharon para presenciar en el Bernabéu un histórico Madrid-Manchester con presencia de George Best y Bobby Charlton.

Andrea, mi hija mayor, y yo íbamos de convidados de piedra a Rock in Río. La estrella del viaje era en realidad Carmen. A sus catorce años, no se le da mal juntar palabras y llenarlas de ortografía y emoción. No cabía en sí de gozo y de nervios cuando le comunicaron que era una de las elegidas para conocer en persona a los miembros del grupo alemán Tokyo Hotel. Los gemelos Bill y Tom Kaulitz, cantante y guitarra eléctrica del cuarteto, nacieron el 1 de septiembre de 1989 en Leipzig. Dos meses después cayó el muro de Berlín y las dos Alemanias, como los músicos de Tokyo Hotel, se convertían en hermanas gemelas después de haber sido incómodas siamesas que habían encarnado dos modelos incompatibles. Yo le contaba a mi hija Carmen que igual el padre de los Kaulitz, cuando todavía su país era un laboratorio de espías, comisarios políticos y nadadoras estimuladas, estuvo en el campo del Lokomotiv Leipzig viendo al Betis que asombró a Europa en la Recopa del 78 antes de despeñarse a la Segunda División. Carmen preparó todo para el encuentro: decidió regalarle a Bill, su cantante favorito, un tigre de peluche y un anillo. Iba a Madrid a ver a su príncipe y me pidió que buscara alguien que le tradujera su propuesta de matrimonio. Bill, willst du mich heiraten? Bill, ¿quieres casarte conmigo? La frase me la mandó por sms mi amiga Aggen, alemana que se hizo andaluza adoptiva. Cuando la llamé, me contó que España había cambiado mucho. Que hace años fue en autobús a Madrid a coger un avión rumbo a Colonia y el conductor le dijo si no le importaba que se retrasaran para ir a ver una corrida de toros. La llevó a los toros y no perdió el avión. "Hoy eso es imposible. Los españoles sois más alemanes que los alemanes". Por eso les ganamos.

Mientras Carmen conocía a los Kaulitz veíamos en el recinto de Arganda del Rey a Carlinhos Brown, una variante de Ramón García en Grand Prix. Yo ya estaba pensando en la final. Imaginaba jugando medio tiempo con cada equipo a Carlos I de España y V de Alemania. Goleando porteros desde el caballo en el que lo retrató Tiziano volviendo de la batalla de Mühlberg.

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