EL ALAMBIQUE

Rafael / Gómez / Ojeda

Me lo expliquen

DESDE hace ya algún tiempo, nos vienen dando la lata con el agujero de la capa de ozono, con el CO2 y con el calentamiento de la tierra, todo en un lenguaje esotérico. La tierra está enferma y se nos puede morir si no la curamos. A estas conclusiones llegan los científicos que son los que de verdad entienden de la cosa, a pesar del primo de otro primo que nos consuela diciéndonos que "no pasa ná quillo". Desde Kioto hasta hoy esos científicos recomiendan a los gobernantes tomar medidas extremas y firmar compromisos para reducir la emisión de gases contaminantes. Firman lo que haga falta pero de cumplir, ná de ná. ¿Y qué compromisos adquieren? Echarnos la culpa a nosotros, inocentes ciudadanos, que no tomamos conciencia de la necesidad de ahorrar energía. En prensa, radio y TV nos recomiendan viajar menos en coches privados y utilizar más el transporte público pero ellos, en coches oficiales de gama alta y gasolina baja. Nos piden además que pongamos la calefacción más baja aunque pasemos un poco de frío. En casa, con bata de guatiné y pantuflas de paño. Encender menos luces y cambiar las bombillas por unas de bajo consumo, siguiendo el ejemplar ejemplo de la Diputación Provincial que ha regalado 1.500 de esas lámparas maravillosas que ahorrarán 1.440 Mwh que traducido resulta, evitar la emisión a la atmósfera de 960 toneladas de CO2 y que viene a ser algo así como retirar de la circulación a 300 coches. Si todavía no hemos tomado conciencia, un ejemplo más: en los edificios oficiales se apagaron las luces durante cinco minutos con su consecuente ahorro de energía. ¿Qué más ejemplos queremos?

En estas fechas, en todos los municipios españoles lucen alumbrados extraordinarios, suntuosos e innecesarios para cegarnos aún más, y nadie nos explica cuántos Mwh se derrochan. ¡Me lo expliquen! ¿A quién van dirigidos esos deslumbrantes fastos? No al que nació en el pesebre de un portal y donde no habría luz ni calor y que nunca pidió focos ni alumbrados para exigir Paz en la tierra para los hombres de buena voluntad. ¡Me lo vuelvan a explicar!

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